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Las Obras selectas de Néstor Parra serán presentadas hoy a las 5
p.m., en el Auditorio Central de la Universidad de Ibagué.
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(Foto: JORGE CUÉLL.AR - EL NUEVO DÍA)
El autor Néstor Hernando Parra respondió algunas
preguntas sobre su obra, que presenta hoy la Universidad de Ibagué.
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EL
NUEVO DÍA: En el segundo tomo usted analiza los procesos de paz en
Colombia. ¿Cómo ve ahora el diálogo entre el Gobierno colombiano y las FARC en
La Habana?
NÉSTOR HERNANDO PARRA: Es un nuevo intento por transformar la manera de resolver los conflictos sociales, de abandonar la violencia como sistema, para construir, entre todos, el de la no violencia. De pasar del “estado de naturaleza” del hombre en las sociedades primitivas en el que rige la ley del más fuerte, del sálvese quien pueda, al “estado social de derecho”, en que prevalece el mutuo respeto a la ley.
Además, permite construir la convivencia entre todos en busca de hacer posible la vigencia de los derechos universales del ser humano, comenzando por el respeto a la vida, el reconocimiento de todos como miembros de la misma especie. Es pasar del estado de insolidaridad al de solidaridad entre todos.
Es intentar pasar del conflicto, en que hemos vivido por más de 60 años, al posconflicto, que tomará otros tantos, mientras erigimos una sociedad y un Estado que trabajen armónicamente en favor del ser humano, mediante una política de ciudadanía inclusiva, un sistema económico y una organización institucional que no sean extractivos, como viene sucediendo desde la Colonia.
De allí arrancan los problemas estructurales de Colombia, América Latina y demás países explotados por propios y extraños, hoy llamados genéricamente “inversionistas”, que solo persiguen el lucro, destruyen el tejido social, aumentan las desigualdades y deterioran el medio ambiente, amparados por políticas públicas generosas de impacto mediático y estadístico, pero de escasa contribución al desarrollo humano.
END: En el tercer tomo usted hace un completo análisis sobre la educación superior en Colombia. ¿Qué sugeriría a la universidad colombiana para avanzar en los requerimientos que la sociedad le demanda?
NHP: La universidad está llamada a cumplir un papel esencial en esta nueva era de nuestra vida nacional en la construcción de ciudadanía política y, simultáneamente, posicionar al país y a las nuevas generaciones en el escenario global de la sociedad del conocimiento.
Es de esperarse que los gobernantes actúen con visión de futuro, más allá de simples indicadores estadísticos de la macroeconomía o de la economía del lucro hasta priorizar la economía social, la humana.
La educación como un todo tiene el gran fin de dignificar al ser humano, y en ese camino debe fortalecer a las instituciones de educación superior para que cumplan con eficiencia y calidad sus funciones docentes, investigativas y sociales.
En la etapa del posconflicto, la universidad colombiana es un actor social en fortalecer ciudadanía, cohesión social y estado justo. Imagino a la mujer pasando de su maravillosa función biológica, creadora de vida y unidad, a la de creadora del consenso y la armonía de la nueva sociedad colombiana.
END: Y, en cuanto al Tolima, ¿cuál debe ser, en su concepto, el papel que deben cumplir las universidades regionales?
NHP: En esta época es menester inspirarse en un nuevo humanismo a fin de que la ciencia no destruya al ser humano, ni lo esclavice como parece estar ocurriendo, sino que lo ayude a liberarse de sus ancestrales ataduras y lo dignifique, y tienda a proteger la naturaleza antes que a destruirla.
Me gustaría ver funcionando un Sistema Integral de Educación Superior del Tolima, liderado por la Universidad del Tolima y la Universidad de Ibagué, como nodo central y con varios nodos subregionales en las diferentes zonas geográficas con instituciones que tienen presencia real como Coreducación en el Norte del Tolima y los Innovar de las regiones centro y sur.
Ese sistema permitiría racionalizar la oferta educativa, mejorar la calidad en todos los niveles y facilitar la transferencia entre los diferentes niveles de la educación superior.
NÉSTOR HERNANDO PARRA: Es un nuevo intento por transformar la manera de resolver los conflictos sociales, de abandonar la violencia como sistema, para construir, entre todos, el de la no violencia. De pasar del “estado de naturaleza” del hombre en las sociedades primitivas en el que rige la ley del más fuerte, del sálvese quien pueda, al “estado social de derecho”, en que prevalece el mutuo respeto a la ley.
Además, permite construir la convivencia entre todos en busca de hacer posible la vigencia de los derechos universales del ser humano, comenzando por el respeto a la vida, el reconocimiento de todos como miembros de la misma especie. Es pasar del estado de insolidaridad al de solidaridad entre todos.
Es intentar pasar del conflicto, en que hemos vivido por más de 60 años, al posconflicto, que tomará otros tantos, mientras erigimos una sociedad y un Estado que trabajen armónicamente en favor del ser humano, mediante una política de ciudadanía inclusiva, un sistema económico y una organización institucional que no sean extractivos, como viene sucediendo desde la Colonia.
De allí arrancan los problemas estructurales de Colombia, América Latina y demás países explotados por propios y extraños, hoy llamados genéricamente “inversionistas”, que solo persiguen el lucro, destruyen el tejido social, aumentan las desigualdades y deterioran el medio ambiente, amparados por políticas públicas generosas de impacto mediático y estadístico, pero de escasa contribución al desarrollo humano.
END: En el tercer tomo usted hace un completo análisis sobre la educación superior en Colombia. ¿Qué sugeriría a la universidad colombiana para avanzar en los requerimientos que la sociedad le demanda?
NHP: La universidad está llamada a cumplir un papel esencial en esta nueva era de nuestra vida nacional en la construcción de ciudadanía política y, simultáneamente, posicionar al país y a las nuevas generaciones en el escenario global de la sociedad del conocimiento.
Es de esperarse que los gobernantes actúen con visión de futuro, más allá de simples indicadores estadísticos de la macroeconomía o de la economía del lucro hasta priorizar la economía social, la humana.
La educación como un todo tiene el gran fin de dignificar al ser humano, y en ese camino debe fortalecer a las instituciones de educación superior para que cumplan con eficiencia y calidad sus funciones docentes, investigativas y sociales.
En la etapa del posconflicto, la universidad colombiana es un actor social en fortalecer ciudadanía, cohesión social y estado justo. Imagino a la mujer pasando de su maravillosa función biológica, creadora de vida y unidad, a la de creadora del consenso y la armonía de la nueva sociedad colombiana.
END: Y, en cuanto al Tolima, ¿cuál debe ser, en su concepto, el papel que deben cumplir las universidades regionales?
NHP: En esta época es menester inspirarse en un nuevo humanismo a fin de que la ciencia no destruya al ser humano, ni lo esclavice como parece estar ocurriendo, sino que lo ayude a liberarse de sus ancestrales ataduras y lo dignifique, y tienda a proteger la naturaleza antes que a destruirla.
Me gustaría ver funcionando un Sistema Integral de Educación Superior del Tolima, liderado por la Universidad del Tolima y la Universidad de Ibagué, como nodo central y con varios nodos subregionales en las diferentes zonas geográficas con instituciones que tienen presencia real como Coreducación en el Norte del Tolima y los Innovar de las regiones centro y sur.
Ese sistema permitiría racionalizar la oferta educativa, mejorar la calidad en todos los niveles y facilitar la transferencia entre los diferentes niveles de la educación superior.
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Tomado de:
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