miércoles, 30 de junio de 2021

Tumbando estatuas: esfuerzos para descolonizar la ciencia en Colombia por Daniela Quintero Diaz y María Monica Monsalve EL ESPECTADOR

 

Científicos colombianos organizaron una serie de expediciones para ver cómo ha cambiado el estado de las aves en el país desde hace un siglo. / Guillermo Gómez (@memogomezfoto)

.Tumbando estatuas: esfuerzos para descolonizar la ciencia en Colombia

Mientras a nivel mundial crece una iniciativa para renombrar las aves que honran a conquistadores y esclavistas, un equipo de biólogos y ornitólogos colombianos lanza una serie de expediciones por donde pasaron históricos naturalistas hace un siglo, pero, esta vez, liderados por mujeres y comunidades locales.

Hace un poco más de cien años, entre 1910 y 1915, el Museo Americano de Historia Natural (MAHN) envió a Colombia varias expediciones de investigadores y naturalistas lideradas por Frank Chapman, uno de los personajes más importantes en la historia de la ornitología y la conservación biológica.

Con mapa en mano, y a lomo de mula, Chapman y su equipo recorrieron importantes zonas del país con el objetivo de crear la colección más completa de aves, haciendo un registro juicioso de los lugares de recolección y sus travesías. Su paso también dejó cientos de fotografías y una gran obra: su libro Distribution of Bird-Life in Colombia: a contribution to a biological survey of South America, la primera gran síntesis de la avifauna colombiana.

Una de las fotos que quedó tras su visita revela la forma en la que se hacía ciencia en esa época: un grupo de cinco investigadores, todos hombres, blancos y norteamericanos, posa con sus mejores trajes y corbatas en el calor de Honda. En el fondo, casi imperceptible, hay un campesino colombiano del que no se sabe nada (ver foto enseguida). “Seguramente ese hombre de atrás fue una pieza indispensable en las expediciones, como muchas otras personas que, sin embargo, nunca fueron nombradas en sus libros ni en sus diarios de campo”, señala Daniel Cadena, decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de los Andes, quien ha dedicado gran parte de su vida a estudiar la biología evolutiva de las aves.

Frank Chapman (centro) y sus compañeros de expedición en Honda, Tolima, en 1913. / Museo Nacional de Historia Americana
American Museum of Natural History

En cambio, aparecen descritas en detalle las 15.775 aves colombianas recolectadas durante las expediciones (1.285 especies y subespecies, y más de cien nuevas para la ciencia), que hoy forman parte de la colección del MAHN. “La realidad es que las colecciones más grandes de aves de Colombia están en Europa y Estados Unidos. Hoy, esos más de 15.000 ejemplares están en Nueva York, en la calle 79 con Central Park. Aquí no dejaron ni uno”, asegura Cadena.

Chapman era un hijo de su época. Y la ciencia, históricamente, se ha hecho así. Las expediciones científicas nacieron de la mano de las expediciones militares. Junto a quienes subyugaban y diezmaban a las poblaciones nativas de los nuevos descubrimientos estaban los naturalistas encargados de recoger las muestras de la flora y fauna de los territorios conquistados.

“Sin duda, todo lo que podemos hacer hoy en investigación es gracias a esa gente que vino hace 110 años y creó colecciones”, señala el biólogo. “Pero no todos los investigadores colombianos tienen acceso a esa información que está guardada en el exterior, solo algunos privilegiados”. Lo bueno, dice, es que eso ya está empezando a cambiar.

La madrugada del 7 de mayo, Bogotá se despertó con una noticia inusual: indígenas del pueblo misak, que protestaban en el centro de la ciudad, habían derribado la estatua del conquistador Gonzalo Jiménez de Quesada. Una semana antes, en Cali, habían tumbado también la de Sebastián de Belalcázar y, a lo largo del paro nacional, cayeron otras figuras como la de Cristóbal Colón y la reina Isabel la Católica. Su mensaje era claro: no querían seguir viendo monumentos de sus verdugos como si hubieran sido héroes. “Tumbamos a Sebastián de Belalcázar en memoria de nuestro cacique Petecuy, quien luchó contra la Corona española”, aseguró el Movimiento de Autoridades Indígenas del Sur Occidente (AISO).

Como en Colombia, en la ciencia mundial también se han formado movimientos que están derribando sus propias “estatuas”. Una de las formas en las que la ciencia ha enaltecido históricamente a ciertos personajes es poniéndoles su nombre a especies de animales. “En el caso de las aves no se trata de estatuas físicas, sino de nombres de especies que honran a personajes que tuvieron comportamientos despreciables, que no merecían tal homenaje”, señala Cadena.

Desde hace algún tiempo, en Estados Unidos, un grupo de personas fascinadas por los pájaros (ornitólogos, observadores y aficionados) se puso en la tarea de escarbar en las historias de los epónimos (nombres comunes de aves otorgados para honrar a las personas). Aunque hay casos emocionantes, de aventuras inspiradoras y pioneros, también se encontraron con una gran cantidad de personajes que encarnan el lado más oscuro de la humanidad.

Al ave africana Lagonosticta rhodopareja se le conoce comúnmente como Jameson’s firefinch. En español, sería algo así como el pinzón de fuego de Jameson. James S. Jameson (a quien honra) era un naturalista británico que, durante una expedición a África, en 1888, compró a una niña local y la entregó a un grupo de caníbales “por diversión”. En su diario dibujó bocetos de la niña mientras era desmembrada.

No es el único ejemplo. Dos especies: Townsend warbler y Townsend’s solitaire invocan a John Kirk Townsend, ornitólogo nacido en Filadelfia a principios del siglo XIX, que en sus diarios detalló sus hazañas en los cementerios tradicionales de nativos americanos: desenterró y recolectó cráneos para estudios que buscaban demostrar la inferioridad de los pueblos indígenas. McCown’s longspur, otra especie, había sido nombrada en honor a John P. McCown, un general del Ejército confederado que luchó durante años por mantener la esclavitud en EE. UU.


Townsend’s solitaire, ave cuyo nombre común honra a John Kirk Townsend.
Wikimedia commons

El debate por estos personajes fue tan amplio que llegó hasta la Sociedad Americana de Ornitología (AOS, por sus siglas en inglés, que se encarga, entre otras cosas, de poner y arbitrar los nombres de las aves). El movimiento, que se formalizó en 2020 con el nombre Bird Names for Birds, pidió eliminar los epónimos de las aves, pues, aseguraron, querían que la ornitología y la observación fueran espacios más incluyentes. Que todas las personas pudieran realizar investigaciones futuras sobre cualquier ave sin sentirse excluidas, incómodas ni avergonzadas cuando escucharan o dijeran el nombre de algún pájaro. “Los nombres honoríficos, además de que recuerdan principalmente a hombres blancos, perpetúan el colonialismo y el racismo asociados a ellos”, señalan en su página web.

Al principio la AOS fue reticente y argumentó que cambiar los nombres podría generar inestabilidad, y que los libros, diarios de contabilidad y aplicaciones de observación tendrían que ser revisados y cambiados. Pero, finalmente, en una declaración, terminó reconociendo públicamente el problema. “Puede haber nombres en inglés que causen suficiente ofensa como para justificar el cambio solo sobre esa base”, escribieron. “Estamos a favor de tomar cualquier medida que haga que la ornitología y la observación de aves sean más diversas e inclusivas”, aseguró Mike Webster, presidente de la asociación.

Una de las primeras medidas fue conformar un comité diverso que permitiera recopilar toda la información posible sobre los sentimientos de las personas hacia los nombres comunes de aves. Y la búsqueda llegó hasta Colombia. En las últimas semanas Daniel Cadena recibió una llamada de Webster. ¿El motivo? Querían que fuera uno de los tres colíderes del comité conformado para escuchar todas estas voces y guiar al grupo interno de la asociación que se encarga de dar nombre a las aves. “La idea es, después, hacer recomendaciones sobre el espinoso asunto de cómo renombrar las aves”, explica Cadena.

“Sin embargo, soy muy consciente de mi papel y mi voz como latinoamericano. Y he sido claro en que no soy una cuota más. Llego con muchas preguntas e inquietudes. ¿Quiénes van a ponerles los nombres a las aves de Suramérica? Las aves americanas no son solo las de Norteamérica. De hecho, la mayoría viven en el continente del sur. ¿Cómo va a ser esa inclusión de voces realmente diversa?”.

Daniel Cadena, biólogo y decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de los Andes. / Guillermo Gómez (@memogomezfoto)

Además, señala, si se piensa en estandarizar los nombres comunes de Suramérica, se trataría de “un absurdo”. “¿Usamos los nombres en español, guaraní, quechua, francés? Si decimos que en el español… ¿cuál debería ser entonces el nombre estándar? Hay aves que tienen hasta veinte nombres en diferentes sitios del mismo país”.

De hecho, Fernando Ayerbe-Quiñones, biólogo del Cauca, quien realizó la Guía ilustrada de la avifauna colombiana, aseguraba en una conferencia hace unos meses que en Colombia una sola especie, como la Piaya cayana, puede tener más de 55 nombres comunes.

El tema, asegura Cadena, ha dado para una discusión ética profunda, en la que se mezclan asuntos del pragmatismo científico, de la estabilidad de esos nombres que han servido como herramienta de comunicación y que son comúnmente conocidos, con temas relacionados con la justicia social (algo que a la ciencia no le había interesado mucho).

Descolonizar la ciencia, una discusión más amplia

Las expediciones de naturalistas durante siglos se tradujeron en autoridad científica, poder y riqueza para occidente, y también consolidaron inequidades estructurales que permanecen hasta hoy. La barrera del idioma, el acceso a materiales (como las aves que se llevaron en hace un siglo), la brecha entre hombres y mujeres y las barreras de acceso para afros, indígenas y personas de color son muestras de ello.

Expediciones de naturalistas en Colombia hace un siglo (Izquierda). Expediciones de científicos y científicas colombianas en los últimos dos años (derecha).
AMNH / Guillermo Gómez

El año pasado, tres investigadores de las universidades de Michigan, Shieffield y Chicago, se pusieron en la tarea de recopilar todas las descripciones de las especies de aves desde 1950 hasta el presente. En sus hallazgos, publicados en un artículo que aún no ha sido revisado por pares, encontraron que el 95 % de las especies recientemente descritas son del sur global (principalmente de países como Brasil, Perú, Colombia, Filipinas e Indonesia), pero que la mayoría (68 %) han sido descritas por autores del norte global y por investigadores afiliados a instituciones de occidente. Además, los epónimos con los que las han nombrado son en su mayoría (68 %) en honor a individuos de esas regiones.

Basándose en las terminaciones en latín de los nombres de las especies, evaluaron las designaciones de género para los epónimos: el 81 % de aves con nombre de un solo individuo habían sido “bautizadas” en honor a hombres y apenas el 19 % a mujeres. Los hombres homenajeados, aseguran, eran descritos como colegas, científicos notables y patrocinadores, mientras que la mitad de los epónimos que honraban a las mujeres las describían como esposas e hijas.

Pero no se trata del único ejercicio por el estilo que se ha realizado. Christopher H. Trisos y Jess Auerbach son investigadores sudafricanos. Él es ecólogo y director del Laboratorio de Riesgo Climático de la Iniciativa para el Desarrollo y el Clima Africano, de la Universidad de Ciudad del Cabo, y ella es una antropóloga del Departamento de Antropología de la U. de North West, en la ciudad de Potchefstroom. En varios momentos de su carrera ambos viajaron a estudiar a países del norte, como Reino Unido y Estados Unidos, una experiencia que, cuentan, les hizo preguntarse cómo se ejercía y enseñaba la ciencia.

A su regreso a Sudáfrica las conversaciones con los colegas empezaron a cambiar. “¿Por qué seguimos usando el término ‘neotrópico’ si está relacionado con un descubrimiento científico descrito desde Europa, que lo vieron como algo nuevo aunque siempre existió?”, se preguntaba Trisos. La sensación era que algo estaba mal y debía empezar a cambiar. “Para mí, lo más importante era aceptar que la ciencia no es neutra; es una producción cultural, como cualquier otro sistema de conocimiento”, comenta Auerbach.

En medio de estas conversaciones se encontraron con Madhusudan Katti, ecólogo y doctor en Biología que emigró a Estados Unidos y trabaja en el Departamento de Recursos Forestales y Ambientales de la Universidad Estatal de Carolina del Norte. En marzo de este año, los tres publicaron en la revista Nature Ecology and Evolution el artículo “Descolonialidad y prácticas antiopresivas por una ecología más ética”, en el que dan cinco claves para cambiar la forma como se ejerce la ecología.

Similar al enfoque de los investigadores norteamericanos, utilizaron una base de datos con los nombres científicos de las especies de aves a escala global e hicieron un mapa que muestra en qué lugares del mundo fueron nombradas a partir de una persona o apellido europeo. “Los lugares con más nombres europeos son los países con más aves, como Colombia, Perú, Ecuador y la región de África central. La explicación es fácil: son los europeos los que han viajado categorizando la biodiversidad del mundo desde su punto de vista, ignorando los nombres locales”, dice el ecólogo Trisos.


Cientos de especies de aves han sido nombradas con apellidos de europeos y, en la mayoría de los casos, están fuera de Europa, en países anteriormente colonizados. Así fue publicado el mapa por los autores del artículo.
(Crédito personalizado)

Con este punto demostrado, los investigadores dan algunas claves de cómo descolonizar la ecología. Eso sí, no se trata de una lista exhaustiva, según Katti, sino de empezar una discusión sin tener que decir que todo el mundo lo está haciendo mal. Los cinco puntos que proponen son: descolonizar la mente, conocer la historia del lugar donde se hace la investigación, descolonizar a quienes se creen expertos, practicar una ecología ética y crear grupos inclusivos.

Aunque en la práctica estas ideas se traducen en muchas acciones, Una de las que más llama la atención es el “reconocimiento de tierras, una declaración formal que respete a los habitantes precoloniales de la tierra donde se está llevando a cabo un trabajo de recolección de datos o investigación”. Incluso, cuentan los investigadores, este reconocimiento de tierras se puede incluir en la publicación científica o tratar la misma tierra y su comunidad como coautores del estudio.

De alguna manera, lo que proponen con su publicación es que la ciencia, sobre todo la natural, no se desprenda de su contexto y de las personas que habitan, usan o cuidan los recursos. “Somos muy buenos en conocer la prehistoria de un lugar, su geografía, cómo evolucionan las especies, pero rara vez hay un ecólogo que reconozca que esos espacios tienen una historia humana, no son prístinos”, dice Katti.

Otra de las propuestas que dan es que cada vez que un investigador de un país desarrollado viaje a un país con ingresos bajos, se haga un intercambio. Es decir, que un científico del país de ingresos bajos pueda viajar al norte global a, por ejemplo, utilizar equipos y tecnologías a las cuales no tiene acceso.

Los esfuerzos por una ciencia criolla y participativa

Hace cien años, cuando Frank Chapman llegó a Colombia para hacer su inventario de aves, recorrió, entre otros puntos, las tres cordilleras, parte de los Llanos, el Caribe y el Pacífico. Fue una travesía extenuante que quiere repetir paso a paso un equipo interinstitucional de científicos, biólogos y ornitólogos colombianos, incluyendo a Daniel Cadena. “Hace cien años vinieron a hacer la ciencia por nosotros, pero hoy queremos hacerla nosotros, con el reconocimiento de las comunidades locales”, señala.

Daniel Cadena, en la Hacienda El Triunfo, Honda. Uno de los lugares que también visitaron los expedicionarios norteamericanos en el siglo XX.
SEBASTIAN DI DOMENICO

Las expediciones ahora son muy diferentes. Aunque siguen teniendo objetivos académicos, para Camila Gómez, bióloga e investigadora del Instituto Humboldt, tienen en cuenta algo que los naturalistas estadounidenses ignoraron: la participación de las mujeres y el conocimiento de las comunidades locales.

“Se están combinando un montón de saberes”, afirma la bióloga. “De académicos, de quienes viven en los territorios, de ornitólogos, grupos de observación locales, de líderes y lideresas comunitarias. Eso hace que estas expediciones sean más enriquecedoras”.

De hecho, un equipo de ornitólogas realizó la primera expedición de solo mujeres en el país, siguiendo los pasos de otro de los personajes escondidos de la época: Elizabeth Kerr, una de las primeras ornitólogas que llegó sola a Colombia y realizó las únicas colecciones de aves que existen del Chocó biogeográfico. “Aunque su nombre figura solo en dos líneas del libro de Chapman, quisimos conocer y rescatar todo lo que se sabía de su vida. Recorriendo sus pasos fuimos también a recolectar especímenes en el Tolima, como ella”, cuenta la bióloga.

Las mujeres del equipo que hicieron la expedición femenina a Fresno, en honor a Elizabeth Kerr, única mujer expedicionaria que recolectó especímenes en el Tolima y en el Chocó Biogeográfico hace más de 100 años (Izq a der: Daniela Garzon, Juliana Soto, Natalia Ocampo, Natalia Perez, Jessica Diaz).
Guillermo Gomez Fernandez (Memo Gómez)
Con el proyecto “Expediciones Bio 2020-2021: alas, cantos y colores”, las comunidades locales y rurales también podrán participar en procesos de formación para que sean ellas quienes hagan el monitoreo de sus aves y registren los cambios a lo largo del tiempo. Además, como dice Gómez, Colombia es el “hotspot” de aves mundial. “Mucha gente viene a Colombia a ver aves. Somos el país con más aves del mundo. Este proyecto busca también impulsar oportunidades de negocio para las comunidades locales, que involucren el turismo histórico (de las expediciones), con el turismo de biodiversidad”, agrega Cadena.

Otras victorias ya se han logrado con colaboración internacional. La U. de Cornell está digitalizando todos los especímenes que recogió Chapman hace un siglo, así como las libretas y los diarios de apuntes encontrados de los expedicionarios, para que estén disponibles y sean de acceso libre en internet. Además, en las próximas expediciones conjuntas podrían esperarse intercambios por esos ejemplares que hace más de cien años salieron de aquí.

La ciencia, en Colombia, quizá no tenga monumentos ni estatuas dedicadas a los primeros europeos que detallaron o clasificaron sus especies; pero lo que sí hay es una serie de investigadores e investigadoras, así como de comunidades con conocimiento local, que están dispuestos a cuestionar cómo se hace la ciencia.


26 de junio de 2021

Tomado de; Tumbando estatuas: esfuerzos para descolonizar la ciencia en Colombia | EL ESPECTADOR

26 jun. 2021 - 8:55 p. m.

lunes, 21 de junio de 2021

Visita regional de los encargados del 46 Salón Nacional de Artistas: Amalia de Pombo, Jaime Cerón y Andres Gaitán Por Alberto Gómez Mejía

Visita al Museo de el río Magdalena, con su curador German Ferro Medina
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En días pasados se recibió   la visita de los directos encargados del 46 Salon Nacional de Artistas: Amalia de Pombo Directora de Arte del Ministerio de Cultura,  Jaime Cerón Director y Curador  General del Salon y Andres Gaitán  Director de  Artes Visuales de Ministerio. En compañía de Alberto Gómez Mejía

Se visitaron las ciudades de Ibagué, Ambalema, Armero, Mariquita y Honda . Tuvimos  entrevistas con alcaldes, directores de instituciones culturales y las direcciones de cultura y turismo de los municipios.

Se visitaron las locaciones que podrían ser escogidas para las exhibiciones artísticas y se revisaron temas de logística .

Cumplimos el 100% de la agenda  y todos los involucrados quedamos motivados por el potencial que tiene este evento para la región. 

Visita al Centro Cultural de Honda Banco de la República, con  Ángel Moreno

Visita Biblioteca Alfonso Palacio Rudas

Visita Casa Museo Alfonso López Pumarejo, con Jorge Rodriguez 

Visita Estacio del Ferrocarril , lugar de la exposición "Ibanesca"

Visita al Teatro Unión

Charla con la Directora de Magdalena Fest Carolina Rojas

Con el Alcalde de Honda, Richard Cardozo Contreras, Fernando Vicario  y Alberto Gómez Mejía

Observado el puente Alfonso Palacio Rudas

Bodega puerto de caracoli

Con el alcalde de Honda bodega puerto de Caracolí

Corarte en Mariquit


Ruinas de Armero

Estación de ferrocarril Ambalema





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Fotografías. Alberto Gómez Mejía



sábado, 19 de junio de 2021

Piedras pintadas: el arte de resiliencia de un joven con deficiencia auditiva Por Radio Nacional de Colombia


 

Piedras pintadas: el arte de resiliencia de un joven con deficiencia auditiva


Pese a las dificultades, Bryan David Suárez plasma en piedras los paisajes del río Magdalena y busca mejorar sus capacidades artísticas.

Bryan David Suárez, es un joven artista oriundo de Honda, Tolima, quien desde muy pequeño desarrolló un gusto particular por la pintura, gracias a los procesos formativos que tuvo con los maestros Carlos Vargas, Braulio, y Ricardo Paniagua. En la actualidad, plasma sobre piedras de río, lienzos y maderas sucesos que marcan la cotidianidad de los habitantes y reproducen la arquitectura colonial del municipio.

“Él pinta en piedras de río imágenes relacionadas con la pesca, al igual que la infraestructura del Centro Histórico de Honda, como es el caso de la Calle de las Trampas, la Casa del Sello Real, el Museo del Río, las iglesias, entre otros. Incluso, pinta en óleo sobre lienzo y óleo sobre madera. Poco a poco he tratado de que Bryan mejore, y en su camino ha tenido varias personas que le han colaborado”, expresó en diálogo con Radio Nacional de Colombia, David Suárez Arroyo, padre del joven artista.

Por cosas del destino, Bryan nació con una deficiencia auditiva conocida como sordera neurosensorial bilateral profunda, una situación congénita que no le ha impedido ejercer su labor artística, pero que a lo largo de su vida le ha generado una serie de inconvenientes que han limitado su desarrollo físico y psicológico. 

“Yo fui el que me di cuenta, porque normalmente los niños pequeños cuando uno les habla voltean a mirar, pero Bryan no lo hacía”, dijo su padre.



A los tres años de edad, por una acción de tutela que ganó su padre, le realizaron un procedimiento quirúrgico para colocarle un implante coclear que le permitiría recuperar en un 80 % su capacidad auditiva. “En esa época, nos dijeron que no nos preocupáramos por el lenguaje de señas y lectura de labios, que con ese implante podía desarrollar un lenguaje y alcanzaba a escuchar en un 80 a 95 %”, comentó su padre.

Con este implante, vivió toda su niñez y adolescencia, y logró graduarse de bachillerato, aunque sufrió por los intensos dolores de cabeza que le provocaba este dispositivo.

Cuando cumplió los 18 años, se le reventó el implante y tuvo que ser llevado de urgencias a Bogotá. Allí, le retiraron el dispositivo y nuevamente perdió la totalidad de su capacidad auditiva. Esta situación afectó parcialmente su labor artística, teniendo en cuenta que uno de los efectos de este procedimiento fue la alteración de su pulso. 

“Después de la última cirugía pierde su capacidad física y se encierra en la casa sin poder hacer nada, aparte se le suma un problema gástrico avanzado, y eso le afectó su labor de pintar porque le alteró el pulso. Hoy en día, ha vuelto a pintar haciendo mucho esfuerzo (…) “Paradójicamente le retiraron el implante y le desaparecen los dolores continuos de cabeza y su sistema nervioso le mejora un poquito, porque vivía muy estresado”, contó Suárez.

Hoy por hoy, además de no poder oír, Bryan tiene dificultades al momento de comunicarse porque su capacidad dialéctica es muy limitada; por lo tanto, difícilmente puede sostener una conversación. De hecho, solo puede pronunciar algunas palabras.

“Nosotros tratamos de comunicarnos de diferentes maneras, porque no manejamos el lenguaje de señas. Mi reto es que desarrolle un sistema de comunicación que lo haga independiente y libre, ya sea el de señas o lectura de labios. Así mismo, nosotros aprenderlo para comunicarnos de una mejor manera”, manifestó su padre.


A sus 25 años, el joven artista está retomando su carrera y continúa retratando los aspectos más importantes a nivel arquitectónico y cultural de su tierra, una pasión que surgió de sus constantes recorridos y traslados por la denominada ‘ciudad de los puentes’.

“Empezamos a pintar estos paisajes, porque nosotros visitábamos a la abuela que vive al lado del Río Magdalena. Allí, nos sentábamos a la orilla del río a disfrutar de la brisa, presenciar el proceso de la pesca y tomar fotos. Así mismo, tenemos un familiar que vive en el barrio Pueblo Nuevo, y para ir hasta ese lugar, se tiene que atravesar el Centro Histórico, entonces él veía todos estos paisajes y comenzábamos a retratarlos. Desde ahí comenzó a reproducir todas estas piezas”, relató.

Para el desarrollo de sus obras, el joven artista utiliza distintos vinilos y un sellante especial que funciona para fijar la pintura y prolongar el tiempo de duración. No obstante, su padre asegura que uno de los inconvenientes que se le ha presentado a su hijo ha sido el acceso a los materiales, debido a la escasez de recursos.

“Yo no busco que la gente le tenga lástima, busco el apoyo frente a su labor como artista, y el mejor apoyo que puede recibir es brindándole materiales o comprando sus obras. Yo sé que él puede mejorar su capacidad artística y con el tiempo lo va a lograr”, sostuvo.

Bryan no ha tenido la oportunidad de realizar una carrera profesional que le permita afianzar su talento, pero el sueño de su padre es que lo más pronto posible pueda ingresar a un centro de formación, que le posibilite mejorar sus capacidades artísticas.

Finalmente, Suárez indicó que el propósito ahora es promocionar y comercializar las obras de su hijo, además de visibilizar su trabajo en diversas convocatorias y concursos.

“Él está inscrito en un programa de la Gobernación en el que escogerán a 100 personas para brindarle un apoyo en materiales, y está registrado en una convocatoria del Museo del Río para comprarle parte de sus obras. Yo seguiré buscando apoyo, porque él necesita recursos para comprar sus materiales y mostrar su trabajo”, concluyó.


Tomado de: Viernes, 18 Junio , 2021 - 06:52

El arte de resiliencia de un joven con deficiencia auditiva en Tolima (radionacional.co)

"Ibanesca". Festival de arte urbano de mujeres. Honda Tolima reportaje gráfico Alberto Gómez Mejía


 Entre las carrera 13 y 14 en el barrio Alto de San Juan de Dios, sobre las paredes de la antigua Trilladora Los Andes y/o La Reina, podrá el visitante encontrar estos bellos murales realizados por mujeres, en "Ibanesca" Festival de arte urbano de mujeres.
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Tomado del Facebook de Alberto Gómez Mejia Junio 18 de 2021

Declaran Nulidad Electoral a unos concejales de Honda


 

sábado, 12 de junio de 2021

Juan Camilo García Tocora se graduó como Tecnólogo en Gestión Ambiental en COREDUCACIÓN


 El pasado 12 de junio del presente año, el joven Juan Camilo García Tocora, recibió el titulo de Tecnólogo en Gestión Ambiental en el alma mater de COREDUCACIÓN.

Este logro de Juan Camilo, quien ha puesto alma y pecho para sacar adelante sus estudios profesionales, y más en una de las profesiones de mayor compromiso en nuestro país como es la Gestión Ambiental.

A sus padres, Arelis Tocora Arias de García, Giovanny García Alvarez, felicitaciones.

Los cuales se expresan también a su hermana, tíos, primos, abuelos y familiares.

Se abre a partir de hoy, un peldaño más en su vida académica, en búsqueda de la profesional. Éxitos, Juan Camilo.


Juan Camilo, junto a sus padres y hermana

.Fotografía tomada del Facebook de Arelis Tocora Arias. 

domingo, 6 de junio de 2021

Honda: protagonista de la historia Por Luis Alberto Benavides Landinez EL NUEVIO DIA


 Crédito: Archivo / El Nuevo Día.

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En la actualidad Honda espera tener su tercera era de esplendor; la estrategia es volver a vincular la ciudad al río Magdalena, con espacios públicos que asocien su parte histórica con su entorno natural para con esto ofrecer todo su potencial turístico. 


Hablar de Honda Tolima hoy, es evocar calles coloniales y puentes sobre ríos y quebradas que la han llevado a ser llamada la “Cartagena del Interior” y la “Ciudad de los puentes”. La historia parte desde su descubrimiento y de haberse constituido en el eje comercial de la nueva granada durante la colonia; se dice que por sus puertos entró la civilización y salieron las riquezas de nuestras tierras hacia Europa.

Estas características y condiciones dieron lugar a crear una morfología urbana especial, marcada por el gran río de la Magdalena y visitada y poblada por gentes de todas las nacionalidades que le dieron una diversidad cultural que contribuyó a la construcción de la historia de nuestro país.

Honda vive su primera etapa de progreso en los siglos XVII y XVIII gracias al intercambio comercial que la llevaron a ser la tercera ciudad en importancia del reino; y ahí encontramos apellidos de comerciantes como Garavito, Diago y Samper, que fueron los que labraron el desarrollo comercial del municipio y que luego jugaron un importante rol en nuestra historia.


Ese esplendor comercial fue mermado por la lucha independentista y su semi destrucción por el terremoto a principio de ese siglo, siendo abandonada además por el centralismo. Por tanto, su aporte pasa a ser estratégico en lo militar para la planeación y acción de las batallas de la independencia y de héroes en la lucha, como Alejo Sabaraín junto a su amada Policarpa y Antonio Ricaurte, quien no nació, pero vivió su infancia y juventud por las calles de nuestra hermosa Villa.

Para la segunda mitad del siglo personajes como José María Samper, escritor, político, periodista y humanista se constituye en el más multifacético hombre de ese período de la historia colombiana, y junto al arzobispo de Bogotá Antonio Herrán y Martínez de Zaldúa, hábil conciliador en la época del medio siglo con la expulsión de los jesuitas, constituyen las tres más destacadas personalidades de esa centuria.

Sin embargo, es el siglo XX cuando vivió su segundo esplendor como cuna de importantes protagonistas de la economía, las artes, la política y las letras como quiera que cuenta en su haber al dos veces presidente, Alfonso López Pumarejo, el de la “Revolución en Marcha” y otros importantes personajes que jugaron un papel de trascendencia en el país. Hasta cuando vino otro azote de la naturaleza, la erupción del volcán del Ruiz que marca el comienzo de un período de decadencia que no ha logrado superar.

Para la primera mitad del siglo en la música se debe mencionar a los hermanos Garavito Wheleer, Alfonso y Celmira, nacidos en Honda, quienes Junto con Milciades y las otras hermanas fueron los creadores y mayores exponentes de la rumba criolla y alegraron los salones de la rancia sociedad bogotana de principio de los años treinta.

La importancia de los nacidos en Honda en la década de los años 70 en el país es absolutamente sorprendente; un ejemplo del “poderío hondano” es el existente en el año 1974 cuando el presidente de la república era Alfonso López Michelsen, hijo de hondano, el Alcalde de la ciudad capital Bogotá Alfonso Palacio Rudas “El Cofrade”, quien además fuera Ministro de Hacienda del mismo gobierno; igualmente el Ministro de defensa, Abraham Varón Valencia, nacido en la mesa de los palacios; el presidente de las Juntas directivas de las dos empresas más importantes en ese entonces, Bavaria y Avianca, Ernesto Soto Camero y dos de los periodistas más leídos y escuchados de la época, Inés de Montaña con su columna “IM Contesta” en el Espectador y Jaime Soto Crespo en su Noticiero “Contrapunto”.



En las artes taurinas al mejor de la época Pepe Cáceres, y en las de la pintura a Julio Fajardo, Carlos Granada y Fernando Davis que descollaron en el orden nacional e internacional.

En la actualidad Honda espera tener su tercera era de esplendor; la estrategia es volver a vincular la ciudad al río Magdalena, con espacios públicos que asocien su parte histórica con su entorno natural para con esto ofrecer todo su potencial turístico; será entonces la oportunidad para que surjan nuevas figuras en el ámbito nacional teniendo como referente la importante estela de actores de la historia de nuestro país oriundos de este terruño, y lograr hacer de Honda próspera otra vez.

LUIS ALBERTO BENAVIDES LANDINEZ
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Tomado de