martes, 29 de septiembre de 2020

Notas históricas sobre el pasado cultural de la Villa de San Bartolomé de Honda y la importancia del Teatro Honda en el siglo XX por Hernán Rodríguez Castro

Plaza de la Independencia barrio El Carmen 1917

(Foto J.V. Mogollan. Archivo privado de Álvaro Negrillo FP)

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Se sabe por algunas investigaciones de las distintas actividades culturales del Municipio de Honda desde el siglo XIX. Por el año de 1857 Próspero  Pereira Gamba había instalado una imprenta iniciando de esta manera el periodismo en la ciudad. Había  varios  periódicos registrados dos años después: El Vapor,  Voz del Tolima dirigido por Miguel Agudelo; luego florecieron otras publicaciones como El Gualí, El Salto,  El Día y en 1899 La Voz del Pueblo. La actividad periodística cumplía un importante papel como expresión cultural de la ciudad.

A fines de este mismo siglo existían dos teatros, uno de ellos muy modesto aunque ya desde tiempo atrás se hacían representaciones y veladas en sitios de la ciudad que se prestaban o eran acondicionados  para tal fin. La música tuvo una gran importancia  en esta sociedad; por escritura pública 183  de 1875 se creó una Sociedad para fundar la banda de música; y S Treffy  por escritura 193 de el mismo año, aprobó los estatutos de la biblioteca de Honda. En 1899 se crearon un grupo de teatro y varias bandas de música.

A la ciudad comenzaron a llegar  los pianos importados en especial los Steinway;  eran llevados a los teatros, cuando era necesario según la programación. Aún para los primeros años de la década de los años mil novecientos setenta había pianos en algunas instituciones o   casas de familia, como en la de los Torres Rudas, Valencia Hallam, Bain en la calle del Remolino,  Josué  Tello socio de Pedro A López & Cía que lo importó de Nueva York para su hija; en el Colegio Nacional Santander, Club Deportivo,  en la casa de los Urueña etc. 

 Es por supuesto la navegación a vapor con la que llega  una circulación  e influencia cultural europea tanto en Barranquilla como en la vieja Villa de San Bartolomé de Honda, ciudades que fueron además sitio de asentamiento de inmigrantes extranjeros.

En este nuevo contexto, la vida urbana de Honda dependió de un nuevo sistema de comercio por el río, formando un eje con Barranquilla. Las exportaciones de tabaco de la zona cercana de Ambalema, y luego las de café, atrajeron comerciantes de otras ciudades del país y provocaron oleadas de inmigrantes extranjeros.

Con la llegada de los nuevos habitantes se desarrollaron actividades comerciales, de transporte y mineras, construyeron parte de la infraestructura urbana, obras de arte urbano e introdujeron las ideas de la modernidad en la construcción de la ciudad. Una vez más el río fue la razón de ser de esta inmigración; el establecimiento de las compañías extranjeras para navegarlo, el río como arteria camino de las importaciones  y exportaciones.

Entre 1915 y 1916 el señor Manuel Navarro proyectó y edificó un teatro con algunos  elementos necesarios para cumplir con el objeto para lo cual eran creados. Es así como construyó  el teatro Unión en cemento – nuevo elemento para construcción - que fue circo de toros, además de serlo también para presentaciones musicales y literarias, y también actividades que se realizaban  con el fin de ayudar a personas necesitadas; presentación además  de las compañías de zarzuelas, pues contaba con   palcos de madera y fue sitio de presentación para diversas actividades de tipo cultural. Don Humberto Rodríguez Ávila escribió en sus crónicas respecto al teatro Unión,  que  el 31 de Octubre en el año de 1930 alrededor de las nueve de la noche, se incendió el teatro y solo quedó lo que era cemento armado. El incendio según le contaron sus amigos de infancia que estaban viendo una película se originó en las máquinas de proyección.  Cuenta además en sus crónicas que siendo dueño don Enrique Urueña del teatro Romance y enterado de la realidad del Teatro Honda negoció con don Manuel Ignacio Navarro lo que quedaba del teatro Unión.

Se sabe que en las reuniones sociales y tertulias estuvo presente alguna manifestación artística, como en las ocasiones que las hermanas de Milcíades Garavito en reuniones; por lo menos ocurridas en el Alto del Rosario cantaban convirtiéndose la música en motivo principal de la reunión.

No es gratuito por tanto que la rumba criolla hubiera aparecido en el Norte del Tolima hacia la década de los años veinte, variante de la cubana popular que Milciades Garavito,  Emilio Sierra y el chueco Isidoro Chávez pusieron en boga, mezcla de son cubano, el merengue antillano, el pasillo y el bambuco fiestero, un ritmo que impusieron dichos autores en todo el país.

A la Villa de San Bartolomé de Honda llegaban además de compañías de zarzuelas o de óperas acreditadas,   grupos de teatro y compañías con menos reputación, entre ellos unos grupos llegados de España que levantaban toldos en  lo que es hoy la Plaza de Ferias en el barrio Bogotá; cuenta don Jesús Caldas que para la época era muy niño y por tanto le era muy fácil colarse y ver, dice él “teatro español con escenas de la pasión de Cristo en semana Santa”, espectáculos a los que asistían padre y madre de familia con sus hijos.

El trece de Mayo de 1939, nace la sociedad anónima “TEATRO HONDA S. A.” con domicilio en la ciudad de Honda, mediante escritura púbica debidamente registrada en la oficina del registro de la misma ciudad el 17 de Junio del mismo año,  e igualmente su extracto en la Cámara de Comercio de Honda el 16 de Mayo del mismo año. Los socios fundadores  de esta empresa fueron: Temístocles Amaya,  Mariano Valderrama,  Anastasio Frías C, Hernando Parra C, Francisco Cascardo, Salvador Nasser, Rafael Motta Salas, Manuel J Bonilla y Emilio Urrea. El objeto principal  de esta sociedad es la construcción y explotación de un teatro en la ciudad de Honda, y la ejecución de cualquier otro acto lícito que tenga relación con esta actividad comercial y social. El capital de la compañía fue de $50.000, dividido en 5.000 acciones de valor de $10 cada una.

De los socios se recuerda: Temístocles Amaya, entre sus actividades comerciales tenía la cadena de droguerías T AMAYA en Honda e Ibagué; Mariano Valderrama comerciante muy adinerado, dueño de una firma importadora y exportadora de diferentes tipos de mercancías; Anastasio Frías C, era socio de la empresa FRÍAS & CIA. que de entre  sus  inversiones, fue dueña del Hotel América; Hernando Parra C, de sus empresas una conocida fue INVERSORA COLOMBIANA, la cual surtía de sus artículos al Norte del Tolima, Oriente de Caldas y Occidente de Cundinamarca;  Francisco Cascardo, de origen italiano, era dueño de la CASA ITALIANA  importadora de mercancías desde Europa donde se conseguían los sombreros Borsalino;  Salvador Nasser, proveniente de Palestina, de sus almacenes famosos el llamado  LA FLECHA, surtía de todo tipo de textiles y calzado al Norte del Tolima, Oriente de Caldas y Occidente de Cundinamarca;  Rafael Motta Salas además de inversionista médico; Manuel J Bonilla dueño además de otros negocios, de una ferretería que como todos los demás almacenes, vendían al por mayor y al detal, pues aún para la época se importaba para surtir incluso al país. Emilio Urrea, entre otras cosas dueño de una distribuidora o concesionaria de vehículos, que estuvo ubicada en la Calle del Comercio o calle 13 al Oriente o en seguida  de la Casa Museo Alfonso López Pumarejo, donde exhibía en el primer piso los vehículos y en la parte posterior donde es hoy el Almacén del Municipio hacía el mantenimiento a los carros.

 

Fachada Teatro Honda
Tomado de la Guía Turística   Cuarto Centenario Honda 1960
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El terreno lo adquirió la Sociedad mediante contrato de permuta celebrado con  el Municipio de          Honda, según escritura 458 del 12 de Agosto de 1939. La extensión superficiaria de dicho terreno era de 2032 metros cuadrados, de los que se descontaron  por enajenación a la Federación de Cafeteros 22 metros y 98 centímetros cuadrados, y 913 varas cuadradas y 45 centímetros cuadrados a la Sociedad J FRÍAS & CIA. Narra don Humberto que en el lote donde se construyó el teatro o que fue permutado, funcionaba la Escuela de Artes y Oficios, y en otro local que estaba detrás del ya mencionado de Artes y Oficios con salida al callejón llamado del Níspero, se encontraba  una escuela pública.

El edificio fue destinado a Teatro, de construcción en concreto, armadura de hierro y teja metálica,  compuesto en la parte baja: del escenario, camerinos para hombres y mujeres, foso para la orquesta, un depósito, un salón  o platea, un salón Lobby, el hall de entrada, con dos taquillas y  dos puertas de acceso, dos corredores exteriores, uno a cada lado para salidas de emergencias, servicios sanitarios independientes para hombres y mujeres, y dos locales independientes para negocio; el segundo piso se compone de una gradería de madera para entrada de preferencia, con capacidad para trescientas personas, servicios sanitarios independientes para hombres y mujeres, dos terrazas que dan para la calle, una oficina de administración; el tercer piso está compuesto de los apartamentos donde se hallan instalados los aparatos de proyección y los de distribución de alumbrado, teniendo además una instalación eléctrica completa y todos los demás  accesorios como la silletería aún en buen estado.

Don Humberto Rodríguez recuerda que el nuevo teatro Unión aunque no tenía las características del teatro Honda, fue mejor que el antiguo teatro Romance. El teatro Unión fue inaugurado pocos meses después que abrió sus puertas el teatro Honda, y el teatro Romance fue definitivamente cerrado, pues se puso de moda el teatro Honda, era el teatro “que tanto había anhelado la ciudadanía”. Escribe don Humberto “resultó ser un gran teatro con silletería moderna y equipo de cine R. C. A. de último modelo y con todas las instalaciones para aire acondicionado, solo que faltó el equipo porque resultaba muy costoso y por lo tanto resolvieron dejar esto para más tarde”.

“Si mal no recuerdo el Teatro se estrenó con la Película El Ladrón de Bagdad” dice don Humberto. Y comenta: por el año 1943 estaba en furor la competencia entre los teatros Unión y Honda, con precios de 25 ctvs para los estrenos en días de fiesta, 20 ctvs para películas de entre semana, y 10 ctvs para los Lunes populares en el teatro Honda, y en el Unión 20 y 15 ctvs  entre semana, y los Lunes populares 10 y 5 ctvs. Para celebrar el primer aniversario, exhibieron la película “Paloma” con Dorothy Lamour, que para ese tiempo estaba en furor.

En resumen el objeto para la que se creó esta sociedad, fue para construir un teatro que  sirviera para la proyección cinematográfica y representaciones teatrales. Con el incendio del Teatro Unión y la pérdida consiguiente de las estructuras de madera, el Teatro Honda que contaba con todo lo necesario de la época incluso con la pantalla para la proyección de cine, vino a ser  uno de los pocos  teatros más importantes de la región central andina, a pesar de tener el viejo puerto colonial cinco teatros en ese momento.

Por ello cuenta con un mecanismo para recoger la pantalla aún original, y dejar al descubierto el escenario para actividades teatrales o de cualquier otro tipo que requiera una interacción directa con el público, como ocurrió la última vez en el año 2009.

De los Teatros de Honda, hay por investigar bastante, como complemento de la historia del cine en Colombia. Se sabe de un Teatro que fue destruido por un equívoco, el Colombia, donde exhibían cine mudo y cine parlante. Como preludio una orquesta tocaba una retreta, y si era cine mudo la orquesta ingresaba y amenizaba la presentación de la película. Los cinco teatros que aún recuerdan unos pocos en Honda fueron el Romance, el Olimpia, el Gualí donde también se presentaban coros juveniles y magos de prestigio, que perteneció a una Familia Olmos y fue comprado por la familia Cuartas; el Unión y el Honda. Había una oferta variada de espectáculos, para una población diversa, con precios diferentes al alcance de unos y de otros, y según  los  gustos particulares de cada quién.  

El teatro Honda fue el equipamiento cultural prácticamente especializado y preferido,  por contar con  la logística necesaria, y por consiguiente desde sus inicios por décadas fue el centro de casi todas las actividades culturales  y artísticas. La empresa dueña del teatro contrató y presentó óperas y zarzuelas, además de coros,  recitales y películas;  cantantes y músicos como los Panchos, humoristas famosos como CAMPITOS que presentó: Don Próspero Vaquero y su Familia Presidencial, y Los Tres Reyes Vagos Melchor, Melgar y Malgastar; también se sabe que se presentaron  Los Chaparrines; en el año cincuenta se presentó el dúo de gran fama nacional, Pacho Benavides Edilberto Quiroga, quienes propusieron – cuenta el hijo del Maestro Quiroga, Ricardo Quiroga -  tener la dispensa de no presentarse con Frac por el calor tan fuerte, pero la Empresa no les permitió ;   todas las clausuras de colegios y presentaciones que requirieran un recinto apropiado junto con un escenario adecuado se presentaban allí. El 20 de Noviembre de 1953 TEATRO HONDA S.A. vende a la Sociedad HIJOS DE CARLOS CUARTAS D. LIMITADA, el teatro.  La primera película que presentó la sociedad de los Cuartas, fue una mejicana llamada ALINA y el valor de la entrada fue de diez pesos.

 

Hernán Rodríguez Castro

Gestor e Investigador Cultural

 

FUENTES:

RESTREPO Tomás. Impresiones y Recuerdos. 

GUZMÁN Ángela Inés. La Ciudad del Río Honda. Universidad Nacional de Colombia, Unibiblos 2002.

BONILLA URUEÑA Neyla, OSPITIA CASTRO  Dagoberto, RODRÍGUEZ CASTRO Hernán. Procesos de Circulación Cultural en la Región Andina Del Tolima: Santa Isabel, Falan y Palocabildo. 1995 – 1996. Inédito.

ABADÍA MORALES Guillermo. Compendio General de Folklore Colombiano. Talleres Gráficos del Banco Popular. Noviembre 25 de 1983. Cuarta Edición.

Escritura 1098 del 20 de Noviembre de 1953. Fotocopia tomada de archivos de la familia Cuartas.

RODRÍGUEZ ÁVILA Humberto. Honda en las décadas de los años veinte y treinta. Fragmentos de Historias de los teatros (II) parte PRO – HONDA Santa Fé de Bogotá. Año XXXI N° 34 Abril 2001.En CENTRO MUNICIPAL DE MEMORIA Blog Tiberio Murcia Godoy.

RODRÍGUEZ ÁVILA Humberto. Honda en las décadas de los años veinte y treinta. Fragmentos de Historias de los teatros (II) parte. PRO – HONDA Santa Fé de Bogotá. Año XXXI N° 35. Junio y Julio de 20001. Pag 12. En CENTRO MUNICIPAL DE MEMORIA Blog Tiberio Murcia Godoy.

Entrevistas: Gloria Cecilia Castro Parra, Familia Cuartas.

Conversaciones: con Emilia de Castillo Q.E.P.D. Barrio Alto del Rosario, 1988 – 1992. Dagoberto Ávila Q.E.P.D. 2004 a 2005

Conversaciones con Jesús Caldas

Tradición Oral.


sábado, 26 de septiembre de 2020

Camino Real de Santafé-Honda: una ruta que formó al país por David Efrén Solo y Jorge Cote REVISTA SEMANA


 Aunque pocos lo sepan, desde la conquista el país comenzó a formarse alrededor del río Magdalena, que hasta mediados del siglo XX fue la principal ruta para entrar y salir de Colombia. En la colonia, la corona española designó a Santafé como centro administrativo y político de la Nueva Granada, en las alturas de la cordillera Occidental. Esa decisión tenía un gran problema: comunicar esta ciudad con el río Magdalena y con Cartagena, el principal puerto de la Nueva Granada. Desde el siglo XVI ensayaron varias rutas para llegar al Magdalena, como la que atravesaba las selvas del Carare. Pero con el tiempo escogieron el camino a Honda.

Algunos dicen que en la colonia construyeron la mayoría de los tramos sobre senderos indígenas. Sin embargo, el historiador Fabio Zambrano asegura que no hay certeza sobre quién empezó el trazado. “Nunca hubo una construcción continua y se fue haciendo de a pocos; la ruta es muy temprana porque por ahí regresan Jiménez de Quesada y Nicolás de Federmann a España”, dice Zambrano.
El camino tenía un recorrido aproximado de 154 kilómetros, que atravesaban lo que hoy son los municipios de Guaduas, Villeta, La Mesa y Facatativá. Se caracterizaba por una constante y peligrosa ondulación del terreno, pues desde Honda, que está a 229 metros sobre el nivel del mar, se pasaba a Facatativá, sobre los 2.600 metros. El viaje podía durar una semana con tiempo seco, pero en invierno podía tomar el doble dada la dificultad del camino.
En varios puntos había posadas para el descanso de los viajeros. Cuando la Real Audiencia vio la utilidad de la ruta, contrató en 1553 a Alonso de Olalla y a Hernando de Alcocer para trazar una vía de herradura, y estos la realizaron con obreros panches y chibchas. Por esta razón, para transitar por el camino había que pagar tributos como el derecho de pontazgo y una especie de peaje a la carga con la que Olalla y Alcocer financiaban su trabajo.
• Conectó el interior de la Nueva Granada con el occidente, con el Caribe y con la metrópoli españolas.
• Permitía llegar a Antioquia, pues por el Magdalena, a la altura de Puerto Nare, se llegaba a esta región por Sonsón.
• Por su influencia, Honda floreció como el segundo puerto de mayor importancia sobre el río Magdalena, después de Mompox.
• En los siglos XVIII y XIX facilitó colonizar las tierras calientes colindantes con Bogotá.
• Por el camino real pasó Simón Bolívar en varias ocasiones, como en 1815 cuando partió a Jamaica o en 1830, momento en que viajó por el Magdalena hasta Santa Marta, donde murió.
• Por ahí también tuvo que salir huyendo de Santafé el virrey Juan de Sámano en agosto de 1819 tras la derrota de Barreiro en la batalla de Boyacá.
• El camino fue también muy importante para las expediciones de José Celestino Mutis, de Humboldt y Bonpland, quienes descubrieron la naturaleza y la cultura del virreinato.
Con la construcción del ferrocarril de Girardot y carreteras como la de Guaduas, el camino entró en desuso y se convirtió en algunos puntos en una ruta veredal. Hoy en día algunos colectivos como Salvemos el Camino Real de Honda se dedican a hacer conversatorios y pedagogía sobre la historia del sendero. Con esta iniciativa y con la decisión del Tribunal de Cundinamarca, esta ruta y su historia parecen tener una nueva oportunidad de recuperar su trascendencia. La lógica del camino real continúa en el trazado de las carreteras que unen a Bogotá con el valle del río Magdalena y el Caribe. La Ruta del Sol I es un ejemplo de esto.}
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Yatra en Honda por Harold Valderrama




 

jueves, 17 de septiembre de 2020

Museo del río Magdalena tercer lugar con su proyecto "La Magdalena, un caudal de mujeres" en Iberoamérica

Museo del río Magdalena

(Foto tomada de https://museodelriomagdalena.org/)

El tercer lugar lo ocupa La Magdalena, un Caudal de Mujeres, del Museo del Río Magdalena (Colombia), que plantea una estrategia educativa de reconocimiento de las mujeres de esta región de Colombia, a través de un recorrido virtual por la línea del río Magdalena, que ofrezca un itinerario que de voz y protagonismo de la mujer en poblaciones ribereñas; haciendo visible la pluralidad de saberes y relatos tradicionalmente excluidos de la historia oficial.

German Ferro Medina, curador del museo, "Hoy hemos sido seleccionados entre un grupo de más de 200 propuestas de todos los pauses de Iberoamérica. Estamos contentos. la visibilidad del museo del río Magdalena ubicado en Honda Colombia es notable en este entorno internacional.

 

lunes, 14 de septiembre de 2020

El camino de Honda que cuenta la historia colonial de Cundinamarca Tribunal de Cundinamarca ordenó iniciar proceso para considerarlo bien de interés cultural. EL TIEMPO


  

MINISTERIO DE CULTURA

 

 

Por: Justicia
 
13 de septiembre 2020 , 08:18 p. m.

El Camino Real de Honda es considerado la primera ruta hispánica en la Nueva Granada. Sin embargo, las entidades del Gobierno no se habían interesado en la ruta que transitaron grandes personajes históricos.

En un fallo de primera instancia, de una acción popular, conocido por EL TIEMPO, el Tribunal Administrativo de Cundinamarca ordenó a la Nación a través del Ministerio de Cultura y varios entes territoriales que terminen la actuación administrativa para que el camino sea considerado un inmueble de connotación histórica clasificado como un bien de interés cultural.

Dicho camino comprende más de 64 kilómetros en cuatro tramos. El primero parte de Puerto Gallote y llega a la cabecera de Guaduas. El segundo, de Guaduas hasta Villeta. El tercero, de Villeta a Albán y de allí, el cuarto tramo, llega a Facatativá.

“Es un camino cargado de historia y leyendas que fue recorrido por personajes ilustres, y fue referido en diferentes obras literarias, escritas por intrépidos aventureros, nacionales y extranjeros”, indica el documento del fallo que relata los hechos explicados por Andrés Mauricio Vela, promotor de la acción popular.

Este pasadizo histórico fue la vía de acceso más importante a Bogotá por lo menos durante 300 años, de 1558 a 1940, y se convirtió en el camino más emblemático del país en esos años.

En algunos tramos, señala Vela, el camino se ha deteriorado y ha perdido su continuidad. El mismo deterioro lo han sufrido las posadas hechas de adobe que permanecen en sus orillas y servían de estancias para los caminantes.

En el fallo, con ponencia de Felipe Alirio Solarte Maya, el Tribunal precisó que, de acuerdo con la ley, el Camino Real de Honda es un bien de uso público que forma parte del patrimonio del Estado.

Sin embargo, con el paso del tiempo y la llegada de nuevas tecnologías para la construcción de la vía moderna entre Guaduas y Bogotá, el camino ha sido abandonado y olvidado, además de objeto de controversias.

El Tribunal reconoce que dicho camino posee valor cultural y es necesario que se adopten “las medidas de protección necesarias en aras de garantizar que las autoridades atiendan, en tiempo real y material, los estudios necesarios en aras a declarar al Camino Real de Honda como un bien de interés cultural”.

Por lo anterior, el cuerpo colegiado declaró que existe una amenaza a la protección del derecho colectivo a la protección del patrimonio cultural de la Nación.

Por ahora, las autoridades deberán continuar con el proceso administrativo para que, de una vez por todas, se proteja dicho camino, que por años sirvió como ruta para el tránsito de virreyes, presidentes y otros personajes ilustres del país.
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Tomado de:

sábado, 12 de septiembre de 2020

Honda, la reina destronada por José María Samper Agudelo (Febrero de 1858)

Honda, vista  desde la moya de Santa  Marta
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.Honda, la reina destronada, sombra de su lejano esplendor; se presentaba á mis ojos con su manto azul y sus ruinas cubiertas de parásitas, mas triste y mas hermosa que nunca. Jerusalén del poema oscuro de mi juventud, la dejaba entre sus colinas y sus bosques como un santuario de recuerdos venerables. La madre recibía el adiós del hijo viajero: mi pensamiento la comprendía mejor que nunca!

Dejar la tierra natal ¡este solo hecho entraña un drama entero para el corazón! Qué momento tan solemne aquel, de recogimiento para el alma del viajero, de esperanza profunda y de temor supremo!

 Al dejar la playa arenosa donde quiebra sus hondas el majestuoso Magdalena, creía separarme de un inmenso tesoro. Ahí quedaban: la tumba de mi padre, las tradiciones de familia, la ceniza del hogar, las dulces memorias, los caprichos y los locos amores de la juventud, los amigos, la fortuna, la libertad, el aire, el cielo, los mil rumores vagos y confusos, y todo ese adorable conjunto de impresiones y sueños, de pesares y recuerdos, de infortunios y dichas, que se llama la Patria!... Todo eso quedaba atrás, como sepultado en un panteón cuya portada era Honda! ¿Y adelante?... Lo vago y desconocido,—lo infinito y maravilloso;—eso que el corazón acaricia en sus sueños de esperanza, y que la duda cubre con sus sombras cuando el viajero se dice: ¡quién sabe!

 Honda es una vieja ciudad, enteramente española por su construcción, pero de un aspecto tan caprichoso y pintoresco que llega hasta las proporciones de lo romántico. El rio Magdalena, la grande arteria del comercio de Nueva Granada, después de haber traído por algunas leguas la dirección de S. E. á O., pierde repentinamente su mansedumbre, se estrecha entre las altas rocas de dos serranías paralelas, y torciendo directamente al norte se lanza por entre raudales pedregosos, coronado de espuma, bramando como la gran mole de una catarata, y, como fatigado de ese descenso tormentoso, va á reposarse, una legua mas abajo, lamiendo suavemente las anchas playas de la Bodega. Una llanura de cuatro leguas, interrumpida por algunos bosques y colinas; pintorescos y de lujosa vegetación, viene desde la derruida ciudad de Mariquita (la tumba del conquistador Quesada), al pié de la cordillera central de los Andes, y termina sobre la orilla izquierda del Magdalena, dominando el áspero raudal que los naturales llaman el Salto. El primoroso rio Gualí, azul, saltador, espumante como un torrente, y orrilado por suntuosas arboledas, limita la llanura por el norte, y corriendo de O. á E. viene á darle su limpio tributo al Magdalena, dividiendo en dos partes la ciudad de Honda; en tanto que á 400 metros mas arriba una hermosa quebrada desemboca también, cortando la playa del puerto principal.

 Vista de fuera, Honda parece una ciudad oriental ó morisca, ya par su caprichosa situación y sus edificios de pesada mampostería, ya por el contraste de los colores, los techos, los blancos ó negros muros, las formas extravagantes y los balcones y azoteas, ya en fin por los penachos de los altos cocoteros, meciéndose blandamente como para abrigar con su sombra la ciudad, protegiéndola contra los rayos de un sol abrasador, que brilla en la mitad de un cielo eternamente azul y trasparente.

 Honda tiene una población de 5,000 almas, y es el gran puerto de escala del comercio interior de la República. Si en la época de la colonia fué la vía del comercio europeo respecto del Ecuador y el Perú, la independencia de Colombia, el tránsito por el Istmo de Panamá y un espantoso terremoto que la redujo á escombros en junio de 1805, le hicieron perder su primitiva importancia comercial. Hoy no es mas que una plaza de tránsito, que empieza á resucitar en medio de los escombros, gracias á la agricultura interior y á las grandes ventajas que le ofrece la navegación del Magdalena.

 No he visto jamás una ciudad en donde estén tan bien representadas como en Honda la vida, que se ostenta en el poder de una naturaleza exuberante y espléndida, y de un comercio activo, y la muerte, que parece anidarse en la soledad de las ruinas ennegrecidas por el tiempo. Luchando la una contra la otra sin cesar, no es dudoso á quién tocará la victoria; es á la primera, protegida por la libertad y la industria, representantes del progreso, que es la síntesis de la vida!

  La ciudad de Honda es el límite ó centro de dos regiones enteramente distintas: hácia el sur y el oriente las admirables comarcas del alto Magdalena; hácia el norte las soledades infinitas, los desiertos ardientes y la monótona uniformidad del bajo Magdalena. Arriba la mas espléndida región de la Colombia meridional; un panorama infinitamente variado de llanuras y colinas, de selvas y montañas, de contrastes interminables en las formas, los colores y los recursos de la naturaleza; y toda esa sucesion de valles lacustres y de lujosas serranías, enriquecida por una poblacion activa, numerosa y bastante civilizada, y por las obras de una agricultura progresiva, que se mancomuna con el comercio, la industria pecuaria, las artes y la minería. Allí, en toda esa comarca primorosa, ardiente paraíso de Nueva Granada, se ve la vida social, el desarrollo activo, la civilización.
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SAMPER Agudelo José María ( ) Viajes de un colombiano en Europa. Volumen I y II