lunes, 13 de febrero de 2023

Ondama el guerrero de la libertad por Tiberio Murcia Godoy

 



                                              Ondama

Ilustración de Carlos Alfonso  Vargas

Tomado del libro Descubirneo la Villa de San bartolome de Honda, catedra local. Murcia G. T 2012

Cuando hombres de piel blanca provenientes de un país lejano , al otro lado del mar llegaron a estos territorios inhóspitos, envueltos dentro de una coraza metálica que les hacia sentir invencibles e inexpugnables en sus ataques fieros, arrojados a seres a quienes ellos creían naturales sin alma, pero al contrario de lo que el blanco creía, estos naturales eran limpios, conservados, que vivían disfrutando la naturaleza, y les llamaron “indios” porque ni idean tenían estos hombres blancos en donde se encontraban, solo venían aferrados a cargarse todo lo que brillara, por un metal que ellos llamaban oro, pero la leyenda le denomino “ El Dorado”. Pero cuando estos hombres se encontraron frente a frente, ellos, los blancos con su armatoste, y ellos, los “indios” con su lanza y cuerpo desnudo, armados solo de su coraje, rindiendo culto al valor, supieron que la conquista no les iba a ser fácil.
"En cumbres de subida rigurosa
hay en el Nuevo reino de Granada
una tierra de gente belicosa
robusta, diestra, suelta y alentada:
en lanza, maza, flecha venenosa:
desde que nace bien ejercitada.
y esta provincia que Guali su nombre,
con hechos atrevidos nos asombra".(1)

Aquí en nuestro territorio los aborígenes eran denominados “Ondaimas y Gualies” de la tribu Panche, familia lingüística de los “Caribes”, aborígenes acostumbrados a vivir sin restricciones a lo ancho y largo de valles, montañas y ríos, y quienes desconocían la palabra “esclavitud”. Y a eso llegaron los hombres blancos, a ofrecerles baratijas para someterlos y ponerlos a laborar en las minas, en sus casas o como bogas en el río Arly, pero eso si, sin libertad. Al frente de los aborígenes Ondaimas y Gualies, se encontraba el Cacique Ondama quien ostentaba el liderazgo por su gallardía y valentía en los combates. Ondama venía de la raza que había expulsado a los Chibchas de las ribera del Caripuaña, Yuma o el Arly, nacido en las refrescantes y cristalinas aguas del río Guali. De guipa le habían puesto las tablillas para deformarle su cráneo para ostentar respeto, fiereza y temor a los suyos y contrarios. Ondama era musculoso y altivo, con labios horadados y zarcillas en las orejas y la nariz, teñía con jaque o achiote sus pantorrillas y molledos de sus brazos, y su cabeza era adornada con plumas de diversos colores irradiando temor. En sus inicios participo en las danzas guerreras donde se ponían los pellejos de un rostro desollado de un enemigo que había caído en combate, lo que le fortaleció para entrar muchas veces en lucha con feroz grito, al son de caracoles y cornetas hechas con canillas de indios, utilizando macanas de chontas de dos filos, dardos de palma, hondas de fique, hacha y flechas envenenadas como armas.

"lo cual mostraban todas a la clara,
y desta voluntad nadie discrepa:
y ansí para defensa se prepara
Uxiate, Totoz y Niquatepa,
Avea, Pompoma, Pedro Cimarra
Cirirqua, Uniqua, Ondama y Uniatepa,
y otros cercanos que con gente diestra
pensaban defenderse de la nuestra".(2)

Caciques como Yuldama, Uniatepa, Abeo, Cimara, Unicoa, Cirircua, Pompoma combatieron hombro a hombro con Ondama, para expulsar de sus territorios al hombre blanco, quien portando armaduras, caballos y armas de fuego, atacaban cada día mas con cizaña en su campaña de colonización, que solo era de exterminación o esclavización, pero aun así muchos aborígenes de este territorio prefirieron morir en combate que caer como esclavo, uno de estos el Cacique Yuldama fue abatido por el español Juan Esteban

"Encuéntranse los dos de buena gana,
dura la contención y la porfia;
los golpes de la espada castellana
con otros más pe

sados rebatía
la fuerza y el furor de la macana
de que el bárbaro fuerte se valía,
con la preteza, prontitud, talante,
que pedía conflicto semejante.
El español escudo ya deshecho,
con respuesta mayor que la pregunta,
Juan Esteban entró con pie derecho,
uñas abajo, y enclavó la punta
por la tetila del siniestro pecho,
y el alma con la sangre salió junta,
privando del vivir a quien buenos
había hecho muhas vidas menos"(3)

Y así uno a uno fueron ofrendando sus vidas por la libertad. En un día soleado que agonizaba, y preparábase para una noche de luna llena brillante, Ondama cayó en combate, a su lado estaban Ujiate, Totor y Niquiatepa, pero la muerte le sorprendió. Fue así como el valle y las montañas circunvecinas se encontraban resplandecientes por la luna llena que guiaban el camino a los numerosos aborígenes que iban a rendirle homenaje. Mientras el dujo, banco donde siempre se sentaba, estaba vació. Allí al lado de un cuerpo inerte que trasegó y combatió valerosamente por la libertad, sus hombres le rendían homenaje a quien en vida se le llamo Cacique Ondama. Y que para orgullo de todos nosotros aun se evoca su nombre en la ciudad de Honda, territorio en el cual lucho por la libertad.

Bibliografia:
(1) Elegias de varones Ilustres de Indias. Juan de Castellanos. Selene Impresos. Bogotá. 1997. Pág. 1371.
(2) Ibid. pág. 1372.
(3). Ibid. Pág. 1373.