La actual actividad del volcán Nevado del Ruiz tiene características particulares que la diferencian de los trágicos eventos de 1985. Lo que se registra es una erupción freática, producida por la ebullición de acuíferos calentados por el magma. Los geólogos esperaban que una erupción como la del pasado sábado 30 de junio fuera menos peligrosa, aun así debe existir prevención.
A las 3:07 de la madrugada del 29 de mayo pasado, el volcán Nevado del Ruiz despertó de un sueño de 26 años y el sábado 30 de junio volvió a hacer erupción. Es la actividad más prolongada luego de su última erupción significativa: la del 13 de noviembre de 1985, cuando cobró la vida de 23 mil personas al arrasar con la población de Armero y otros asentamientos en Caldas.
Aunque en aquella ocasión las alertas estaban encendidas, según el profesor Gonzalo Duque Escobar, experto en Geofísica y Mecánica de Suelos de la Universidad Nacional de Colombia, “la deficiente comprensión social desvió la protección de las comunidades realmente amenazadas; toda la atención se centró en Manizales y no sobre Armero y las zonas circundantes a 10 km (medidos a partir del cráter Arenas). Faltaba experiencia”.
Sin embargo, este no fue un evento sorpresivo, pues un volcán activo como el Ruiz registra erupciones cada 100 o 200 años. En la actualidad, existen señales de alerta como sismicidad, emisiones a la atmósfera de dióxido de azufre –en cantidades considerables–, ceniza en pequeñas proporciones, una columna eruptiva que alcanza tres kilómetros de alto y uno de ancho, así como una leve deformación de la superficie.
“Es necesario resaltar que estas magnitudes están muy lejos de las registradas días y meses anteriores a los eventos de 1985 y 1989”, asegura Álvaro Pablo Acevedo Naranjo, coordinador (e) del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Manizales.
Por tanto, los expertos del Servicio Geológico Colombiano (SGC) aseguran que se pueden prever nuevas erupciones, pero mucho más pequeñas que las del siglo pasado.
Según el coordinador del Proyecto de Monitoreo e Investigación Volcánica del SGC, Jhon Makario Londoño, el aumento de la actividad del volcán posiblemente se deba a un aporte nuevo de magma (roca fundida) a varios kilómetros de profundidad.
“El ascenso del magma libera gases que salen a la superficie en forma de columnas de vapor, en ocasiones con partículas de material sólido (ceniza), y esto produce un tremor volcánico (un sismo continuo de larga duración, de días o semanas)”, explica.
Un volcán tiene dos sistemas en los que ocurre algo similar a cuando se pone un recipiente con agua en el fogón. En uno, el líquido caliente sería equivalente al sistema hidrotermal. En el otro, las llamas que lo calientan serían el sistema magmático.
En el momento, se registra una erupción de tipo freático, es decir, producida por el sistema hidrotermal, en donde las cenizas no provienen del magma, sino de la ebullición del acuífero, que muele las rocas. Su temperatura es de unos 100 ºC, pero el material que emerge se enfría rápidamente al contacto con la atmósfera, por lo cual no se producen deshielos tan grandes como los que sí ocurrirían con una explosión de tipo magmático.
“Es poco probable que se produzca un flujo de lodo de gran magnitud, que fue lo que realmente cobró las víctimas en pasadas erupciones. En 1985, fue el magma lo que hizo ebullición, con temperaturas del orden de los 800 ºC. Como consecuencia, se formaron flujos piroclásticos que derritieron el hielo inmediatamente y produjeron volúmenes inmensos de lodo, suficientes para sepultar a Armero”, afirma Acevedo Naranjo.
Historia explosiva
En 1595 hubo una erupción de tipo pliniano (columna vertical) con ceniza hacia el occidente (Risaralda y Valle) y un volumen de 1 km3 de flujo piroclástico (lava y nubes incandescentes de ceniza); murieron 636 personas. En 1845 se produjo otro evento de 2 km3, en un ambiente glaciar caracterizado por un leve crecimiento de los hielos que provocó un taponamiento del cráter.
Esta última explosión fue predominantemente lateral hacia el noreste (Tolima), lo que puede constituir una de las razones por las cuales el cráter Arenas está más débil en esa zona. En este evento fallecieron cerca de mil personas.
“El hecho de tener un orificio debilitado en el norte abre la posibilidad de que se presente una erupción lateral, en ángulo bajo (BLAST) hacia el noreste. No obstante, es impredecible, todo depende de la dinámica, del proceso y la estructura interna del volcán y del volumen de la erupción”, señala el profesor Duque Escobar.
Según la Dirección Nacional de Gestión del Riesgo, una erupción de este tipo implica la destrucción parcial del aparato volcánico, debida a las altas presiones ejercidas por el magma, y tiene los efectos más devastadores de una erupción explosiva, pues puede alcanzar velocidades de hasta 500 km/h y temperaturas de cientos de grados centígrados.
En 1985 se presentó una erupción subpliniana (columna vertical menor) que superó los 20 km de altura; el volumen de magma se estimó en una décima de km3 de las de los siglos pasados, es decir, se trató de una erupción 10 o 20 veces menor.
Sin embargo, el experto de la UN aclara que, por los deshielos, sus lahares (flujos de lodo) sumaron alrededor de 100 millones de m3, dada la fusión de glaciares por riadas o corrientes gasopiroclásticas y vertimiento de piroclastos. Los lodos de agua y los sólidos participaron casi por partes iguales en la avalancha que arrasó a Armero, el verter 60 millones de m3 sobre una superficie de 30 km2.
Carlos Iván Márquez, director nacional de Gestión del Riesgo, indica que unas 1.500 personas están en riesgo por ubicarse en cercanías del cráter. Además, agrega que, según el Plan de Contingencia del Gobierno nacional –activo desde el pasado 5 de abril–, están en marcha las medidas de evacuación para las poblaciones del área de influencia, ubicadas a unos 10 km a la redonda del Nevado.
También hay planes de contingencia para quienes habitan en las riberas de los ríos que allí nacen (Azufrado, Lagunillas, Gualí, Molinos y la quebrada Alfombrales) y en las de los ríos que reciben su influencia (como las del Recio, Río Claro, Chinchiná y quebrada Nereidas).
Edición:
UN Periodico Impreso No. 157
Tomado de:
http://www.unperiodico.unal.edu.co/dper/article/erupcion-freatica-en-el-ruiz.html
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