sábado, 22 de septiembre de 2012

AUSTERIDAD O CRECIMIENTO Seguimiento a los efectos globales de la crisis europea Por: Néstor Hernando Parra

Don Nestor Hernando Parra Escobar, junto a David Ramon Caldas
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Hace ya cinco años que, partiendo de Estados Unidos, la economía mundial entró en crisis. Y cuatro desde la quiebra de Lehman Brothers cuando se encendieron todas las alarmas. Unos meses después se extendió a Europa donde se ha  ensañado y hace sentir sus repercusiones en el mundo comenzando por el declinante imperio americano justo en momentos en que  está definiendo su orientación política entre la insolidaria visión republicana, desentendida de los aspectos sociales, y el permanente compromiso democrático con su pueblo, de forma especial en horas de notorias limitaciones para sectores altamente vulnerables. En Europa, algo de esa misma textura insolidaria se ha venido tejiendo desde el 9 de mayo de 2010 con los ásperos hilos entreverados de la austeridad  de la mano de la Canciller alemana, Ángela Merkel, y el beneplácito de sus colegas de Francia, Austria, Bélgica, Finlandia y Países Bajos a cuyas orillas la crisis por entonces apenas había asomado sus fauces sin causar estragos. Se abandonaba de un tajo el sendero keynesiano abierto transitoriamente tras la primera reunión del G20 y que Obama recorrió durante un año con cierta timidez y similar resultado, al igual que algunos gobernantes de países de la Unión Europea que lo imitaron esperanzados en generar crecimiento que reactivara la economía o al menos frenara la inercia cuesta abajo y producir  empleo que se  destruía de manera veloz con los consiguientes efectos sociales y fiscales por el mayor gasto en subsidios.
Austeridad y Crecimiento han devenido en sendas insignias de las dos vertientes políticas en que hoy se debate  occidente: la conservadora y la democrática. En el viejo continente,  durante los últimos tres años la dirección política ha variado, con la constante de que todos los partidos gobernantes, de uno y otro color, han sido derrotados como respuesta primaria de la psicología popular de castigar a quienes han estado al frente de los destinos nacionales durante el período de la crisis. Los presidentes socialistas de Grecia, Portugal y España fueron derrotados por candidatos “populares” de derecha. Por la otra parte,  Sarkosy en Francia, partenaire  de Merkel en la danza de la austeridad, fue vencido por Hollande, socialista prudente que después de hablar alto en Europa y en el mundo con un discurso  acorde con su doctrina, hoy se recoge en sus dominios a fin de ambientar un programa de recortes en el gasto público, compensado en parte con mayores cargas tributarias a los sectores de muy altos ingresos, lánguido destello de la política del New Deal cuando  la Gran Depresión. En el escenario de los gobernantes ha aparecido un nuevo espécimen, el del técnico -hay quien lo llama “econócrata”-, estrenado en Grecia y vigente en Italia como recurso de emergencia ante el fracaso de los políticos profesionales y de sus respectivos partidos.
La política de la austeridad ha sido la respuesta a una delicada situación  de indudable incidencia en las finanzas públicas y en general en la economía de un país: el aumento del déficit y de la deuda, que el mercado ha castigado de manera inclemente y ha dado pábulo a que los especuladores se solacen en el columpio de las volátiles cotizaciones de las bolsas y de las monedas obteniendo pingües beneficios.
Al entrar en el procedimiento de déficit excesivo -PDE,  Grecia primero, después Irlanda, luego Portugal y Grecia de nuevo,  y después al rescate de sus finanzas públicas, se suma desde hace tres meses el prospecto de España –economía que representa el 8,5 % del PIB de la UE-, al que le sigue el de la pequeña Eslovenia,  y se avizora el de Italia por lo que sus primas de riesgo suben ante las expectativas de convertirse en realidad o bajan cuando las indecisas autoridades europeas hacen guiños o bisbisean el anuncio de  su intervención. Este comportamiento, producto de la indecisión que durante los tres últimos años tanto daño ha causado a países y a la credibilidad en el euro, por fin cede  para dar paso a resoluciones que arrojan claridad y certeza. Los avances recientes en el diseño de la Autoridad encargada de la supervisión conjunta de los bancos, camino de la Unión Bancaria Europea, el anuncio del BCE de comprar deuda en mercados secundarios de países en zona de rescate o de peligro en las cantidades que sea necesario, y el fallo de la Corte Constitucional de Alemania ratificando la legalidad de la participación germana en el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MES), aunque limitada en cantidad, deben interpretarse como la corrección del rumbo que llevaba la divisa europea. El repunte de su cotización, de 1,26  a 1,31 por dólar americano en la última semana, así lo confirma. En consecuencia, ese flanco ha quedado a salvo por lo que surgen expectativas de que otros, como el de la unidad ente los miembros de la Unión, el más importante, también pueda mantenerse después de esta larga turbulencia.    
Sin embargo, este nuevo escenario no significa que la situación crítica de los países en zona de riesgo se haya modificado sustancialmente, aunque sí hay que prever que los mercados dejen de ver a tales países como economías fallecientes, pues ya saben que sus finanzas  públicas están respaldadas por el BCE como depositario de la soberanía monetaria de toda la zona euro. Sería de esperar que el presidente de gobierno de España modificara la estrategia de dilatar el pedido de rescate a la espera de que pasen, el 21 de octubre, las elecciones del País Vasco y de Galicia, similar a la empleada a principios de este año cuando los recortes que tenía que hacer para satisfacer los requerimientos de Bruselas esperó a que tuvieran lugar las elecciones comunitarias en Andalucía y Asturias que, sin embargo, resultó perdiendo. De lo contrario, los especuladores volverán a su trabajo si bien hoy  están liquidando beneficios a la espera de otras circunstancias que no tardarían en darse.
La crisis europea sigue haciéndose sentir en el resto del mundo. Los países emergentes del BRIC reducen todos sus estimativos de crecimiento, sus exportaciones disminuyen y también sus importaciones con lo que decae la producción, como es el caso de China, próximo además a cambio de gobierno para los próximos diez años. Estados Unidos atraviesa por un momento  crítico pues los índices macro, y en particular el del empleo, no ayudan a hacer confiables las políticas y las promesas de Obama de reducir el déficit, hacer crecer la economía y disminuir el paro. Por fortuna, allí, como en Europa, la política monetaria ha tomado nuevos rumbos. La FED, de manera próvida, o quizá tardía desde el punto de vista electoral, anuncia “compras de títulos de agencia respaldados por hipotecas” por 40.000 millones de dólares mensuales y que mantendrá su tasa de interés -0,75%- hasta mediados de 2015, en busca de activar la economía, comenzando por el crédito bancario. Es decir, Obama en Estados Unidos se decanta por el sendero del “crecimiento”, mientras Romney, el candidato republicano a la presidencia, endurece un discurso adusto, frío y agrio pregonando con trompetas imperiales el reino de la “austeridad” para reducir el déficit sin importarle un higo la suerte de los pobres, los desempleados que quedarían al desamparo total en un régimen republicano ni el efecto negativo que conlleva sobre la misma economía. Parte del supuesto, al igual que Rajoy en España, que reducido el déficit llegará como por encanto el crecimiento, aunque no dice cuánto durará la abstinencia presupuestaria, ni cómo, ni cuándo caerá el maná. Y mucho menos quienes serán los que más limitaciones y angustias sufrirán que, bien sabido está, serán los más pobres. Por si fuera poco, promete derogar la ley del “Obamacare” que hoy comienza a cubrir, gradualmente, a treinta millones de americanos que no cuentan con ningún tipo de servicios de salud. En la misma vía se hallan los recortes en salud y educación,  a la investigación y a la innovación, más el aumento del IVA a los materiales educativos y culturales, del 8 al 21%, que desde el 1 de septiembre ha decretado Rajoy y ratificado su amplia mayoría parlamentaria. Manes de la derecha.
Por fuera de la zona euro, la gran economía británica está a punto de salir del armario en el que tácticamente se ha camuflado mientras se cumplía su compromiso mundial con las olimpiadas. En breve empezará a exhibir sus  carencias inclusive la débil gobernanza de la coalición política y se cuestionará de nuevo si ser el campeón del euroescepticismo y declararse rebelde a las políticas de disciplina fiscal de la UE están beneficiando o perjudicando al gobierno de Cameron y al pueblo británico.  
Volviendo a España, a más de las nutridas y pacíficas protestas sociales como las de este sábado, que exigen someter a referéndum el plan de recortes que las autoridades europeas impondrán al momento  del rescate, resurge con fuerza y en momento crítico la amenaza independentista catalana que reclama plebiscito (similar a lo que se prevé en Quebec, Canadá, después del reciente triunfo del Partido Quebequense –PQ,) para consultar al “constituyente primario” su voluntad sobre la revocatoria o la permanencia en el Reino de España. Asunto que no es tan simple por las implicaciones jurídicas y económicas, a más de las políticas que envuelve. En similar dirección, se espera que el País Vasco se pronuncie después de las elecciones del 21-10, cuando los partidos independentistas, PNV y BILDU, se hagan con las mayorías parlamentarias de la región, tema que amerita seguimiento y análisis posterior.   
En América Latina, las predicciones de crecimiento económico se encogen. En Brasil la política económica se mueve entre el modelo aperturista y el proteccionista al compás del comportamiento de algunos sectores económicos y los niveles de consumo. Entre sus carencias destacan su intrincado y complejo sistema impositivo, las altas tasas de interés, la ineficiencia del sector público en una economía mixta, como es el caso de Petrobras que liquida pérdidas en su último ejercicio, la corrupción en la administración pública y las burbujas que se vienen inflando, como la inmobiliaria que en 10 años ha multiplicado sus precios  por diez en ciertas zonas como en Río de Janeiro. Después de altos índices de crecimiento ahora rebaja sus predicciones drásticamente –al 2 o 3%- por lo que las autoridades estudian medidas tendientes a su reactivación.
En Argentina, la política proteccionista y nacionalista, al mejor estilo populista de “Kristina”, frena el proceso integracionista de MERCOSUR, se reduce la inversión extranjera directa –IED, aumenta la desconfianza general en las cifras de las estadísticas, especialmente las del IPC que publica el INDEC hasta el punto de que dejan de ser tenidas en cuenta por sectores mediáticos serios. Como si fuera poco, el desempleo aumenta, al igual que la inseguridad en la capital, y disminuyen, a cero, las expectativas de crecimiento, mientras la señora Presidenta busca un nuevo mandato que requiere reforma constitucional y que hoy radicaliza al electorado.
El caso de Colombia, economía que ha venido con viento de cola a favor en los últimos años, entra en un período de observación. La inflación que el año pasado fue del 5,5%, tiene como meta para 2012 entre el 2% y el 4% que tiende cumplirse según el DANE que registra el 3,11 en agosto de 2012; y las previsiones de crecimiento se mantienen a niveles aceptables –entre el 4 y el 5%-. De forma simultánea, sigue aumentando el torrente de ingreso de inversión extranjera y de dólares y persiste la perniciosa revaluación del peso -la mayor del mundo- que junto con los Tratados de Libre Comercio –TLC, destruyen empresas y empleo productivo por supuesta “ineficiencia” o falta de “competitividad”. Lo anterior hay que enmarcarlo dentro de las políticas macro que dan como resultado  la creciente dependencia del sector petrolero-minero, intensivo en capital y causa de conflictos sociales y deterioros ambientales, más el ingente gasto del sector público que comienza a palparse y que se incrementará en los próximos años con destino a la necesaria construcción de infraestructuras físicas modernas, todo lo cual conforma, a manera enunciativa, los puntos hacia donde hay que dirigir el atalaya técnico pero con visión política de futuro, incluido el seguimiento al curso de las conversaciones de gobierno y guerrilla tendientes a superar el conflicto armado.
Por su parte, Perú parecería mantenerse inmune por cuanto se prevé un alto ritmo de crecimiento, posiblemente el más alto de América Latina en 2012, gracias al impulso de los diferentes sectores de la economía, principalmente el primario, minas, agricultura y pesca, y a los aumentos del consumo interno al incorporar nuevos sectores al ciclo económico con la consiguiente reducción de la desigualdad y la pobreza. Caso que amerita también observación especial.
México que depende en su comercio exterior, al igual que Canadá, del bloque de libre comercio –NAFTA, con Estados Unidos, después de un año crítico (en 2009 el PIB disminuyó el 6%) mantiene desde 2010 un ritmo de crecimiento estable,  del orden del 4%, la inflación se sitúa entre el 3% y el 4%, su actividad comercial internacional crece en cifras cercanas al 7%, la devaluación de su moneda, del 14% en este año, ayuda a su competitividad internacional, la tasa de desocupación nacional disminuye ligeramente gracias al crecimiento del empleo industrial que es sector prioritario en su conjunto económico, bien distinto a Brasil que depende en muy alto grado de exportaciones de productos primarios sin mayor valor añadido por lo que tiene que privilegiar el consumo nacional de sus productos industriales.
Austeridad o crecimiento, apretar o aflojar el cinturón de la silla del avión en un vuelo cuyo control no tienen los gobernantes, por cuanto la carta de navegación es manejada por la “mano invisible” del mercado, y que en el mejor de los casos intentan adivinar o copiar de otros, parece que es cuestión de cuándo, en qué momentos hacer lo uno o lo otro, sin esperar los avisos de turbulencias. Las medidas de contracción del gasto no son para tomarlas cuando los índices muestran decrecimiento, que es echar leña a la hoguera como lo está demostrando Europa, sino justo todo lo contrario, cuando se está en los gozosos. Y a la inversa.
De lo que se trata es de actuar con anticipada y prudente previsión de futuro. De esa manera, se puede evitar  actuar erróneamente ante la conflagración, lanzando más combustible en lugar de sofocar las llamas como corresponde a un bombero. Esto es también aplicable a las empresas y a las personas en cuanto al endeudamiento pues los acreedores van a cobrar de todas maneras sea que haya bonanza, ingresos y empleo o que se venga la crisis con todas sus devastadoras consecuencias.
Insistir en que el progreso no es indefinido y que los ciclos económicos son propios del sistema capitalista, son presupuestos esenciales para el manejo prudente en busca de una economía sana. Es lo recomendable. Y tener presente que en las crisis la ética también tiene su papel por jugar: estar al lado de los más desfavorecidos es el emblema  de la ética de la justicia social.
 Valencia, septiembre 16 del 2012. 

1 comentario:

Jorge Bonil Reyes dijo...

Una buena manera de cualificar nosotros los hondanos las competencias ciudadanas y cognitivas es mejorando los hábitos de lectura crítica respecto de los problemas estructurales de actualidad en Colombia y el mundo, formando conocimiento sobre sus efectos en la vida de Honda, en su entorno regional, en el contexto de su dinámica de cambio. Un ciudadano bien informado se convierte en un actor participativo y creativo de su propio desarrollo. Estas lecturas como la publicada hoy en su blog, Tiberio, cumplen su cometido cuando los hondanos las aprecian y comparten, las estudian y acompañan con reflexiones sobre su papel activo en el desarrollo de nuestra Honda necesitada de cambio, de ideas, de emprendimientos y ciudadanos lectores.