Ninguna otra embarcación de ese tipo se atrevía a transitar por el Salto. El último en superarlo fue el capitán tolimense Adriano Poveda, a bordo de un buque a vapor, entre los años 1935 y 1940.
En esa época lo acompañaba el maquinista don Pedro Narváez. Los dos hicieron varias veces esta maniobra, que en ese tiempo, y aún hoy, es una hazaña.
Pero el martes 31 de octubre, el capitán Baltazar Turizo Pallares, al mando del barco turístico Florentino Ariza, partió del puerto de Caracolí, en Honda.
Su objetivo: realizar la hazaña de superar el mítico Salto, donde la turbulencia del río Magdalena impide la navegabilidad para llegar hacia poblaciones como Ambalema, Piedras y Girardot.
Las ondulaciones de casi un metro de altura del correntoso tramo y las velocidades mayores a tres metros por segundo fueron bien sorteadas por el capitán Turizo, quien de sus 62 años de vida ha navegado 46 en las aguas dulces del país.
El 'Florentino Ariza', con 30 toneladas de peso y con tres motores de 105 caballos de fuerza cada uno, superó sin dificultades el Salto y abrió el camino para que cuando se reactive la navegación turística, se puedan hacer recorridos de Girardot a Cartagena.
Para el turismo
Cabe recordar que Cormagdalena financió la construcción de este barco con el fin de recuperar y fomentar la navegación turística en el sector del Alto Magdalena.
La embarcación tiene capacidad para transportar 84 pasajeros y fue construida por el Fondo Rotatorio de la Armada Nacional, hoy Agencia Logística de las Fuerzas Militares, en el Astillero Gustavo Márquez de Medellín. El costo ascendió a 750 millones de pesos.
El Salto divide al río Magdalena a la altura del antiguo puerto de Arrancaplumas, en el municipio de Honda. Lo forman grandes peñascos en el sitio más estrecho del cauce y frente a la desembocadura del río Gualí y la quebrada La Seca.
En la época de la Colonia, este fenómeno obligaba a las embarcaciones que bajaban del sur a transbordar y los que iban aguas arriba, desde Bocas de Ceniza y Puerto Colombia, terminaban allí su viaje.
"Los barcos que desde Caracolí se dirigían hacia el sur, se preparaban allí para trasmontar el Salto de Honda. Con ese fin descargaban toda la carga y desembarcaban los pasajeros; tomaban la leña o el fuel oil necesarios para recorrer los 4,2 kilómetros que se extienden desde allí hasta Arrancaplumas; revisaban las máquinas; preparaban sus cabrestantes y los cables de Manila; ponían proa hacia arriba y zarpaban lentamente", dice el escritor José Alvear Sanín en el Manual del Río Magdalena.
Cuatro días después de haber partido del puerto de Caracolí, en Honda, el Florentino Ariza atracó sin novedad en Mómpox.
En esa época lo acompañaba el maquinista don Pedro Narváez. Los dos hicieron varias veces esta maniobra, que en ese tiempo, y aún hoy, es una hazaña.
Pero el martes 31 de octubre, el capitán Baltazar Turizo Pallares, al mando del barco turístico Florentino Ariza, partió del puerto de Caracolí, en Honda.
Su objetivo: realizar la hazaña de superar el mítico Salto, donde la turbulencia del río Magdalena impide la navegabilidad para llegar hacia poblaciones como Ambalema, Piedras y Girardot.
Las ondulaciones de casi un metro de altura del correntoso tramo y las velocidades mayores a tres metros por segundo fueron bien sorteadas por el capitán Turizo, quien de sus 62 años de vida ha navegado 46 en las aguas dulces del país.
El 'Florentino Ariza', con 30 toneladas de peso y con tres motores de 105 caballos de fuerza cada uno, superó sin dificultades el Salto y abrió el camino para que cuando se reactive la navegación turística, se puedan hacer recorridos de Girardot a Cartagena.
Para el turismo
Cabe recordar que Cormagdalena financió la construcción de este barco con el fin de recuperar y fomentar la navegación turística en el sector del Alto Magdalena.
La embarcación tiene capacidad para transportar 84 pasajeros y fue construida por el Fondo Rotatorio de la Armada Nacional, hoy Agencia Logística de las Fuerzas Militares, en el Astillero Gustavo Márquez de Medellín. El costo ascendió a 750 millones de pesos.
El Salto divide al río Magdalena a la altura del antiguo puerto de Arrancaplumas, en el municipio de Honda. Lo forman grandes peñascos en el sitio más estrecho del cauce y frente a la desembocadura del río Gualí y la quebrada La Seca.
En la época de la Colonia, este fenómeno obligaba a las embarcaciones que bajaban del sur a transbordar y los que iban aguas arriba, desde Bocas de Ceniza y Puerto Colombia, terminaban allí su viaje.
"Los barcos que desde Caracolí se dirigían hacia el sur, se preparaban allí para trasmontar el Salto de Honda. Con ese fin descargaban toda la carga y desembarcaban los pasajeros; tomaban la leña o el fuel oil necesarios para recorrer los 4,2 kilómetros que se extienden desde allí hasta Arrancaplumas; revisaban las máquinas; preparaban sus cabrestantes y los cables de Manila; ponían proa hacia arriba y zarpaban lentamente", dice el escritor José Alvear Sanín en el Manual del Río Magdalena.
Cuatro días después de haber partido del puerto de Caracolí, en Honda, el Florentino Ariza atracó sin novedad en Mómpox.
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