Honda, ciudad privilegiada por quienes nos antecedieron, clase
comerciante y una sociedad abastecida por su vía acuática, Río grande de la
Magdalena, a través de los vapores que llegaban del interior y del exterior del
país como Cuba, Jamaica países hermanos de fronteras, movidos por la noticia de
la existencia de una ciudad alegre, comerciante y hospitalaria, ubicada
geográficamente en el epicentro de nuestro país como poseedora de innumerables
riquezas de recursos que debieron ser el
desarrollo socioeconómico del municipio, sin haber sido apreciado en lo que
vale y lo han ido destruyendo paulatinamente:
Cuando éramos ricos teníamos en Honda Fábricas de Jabones (Jabonerías
Unidas), Aguardiente, Cervecería (Bavaria), Fábrica de Gaseosas
Suramericana, Fábrica de Camisas Codema,
Fábrica de Café La Cubana, Federación de Cafeteros (ALMACAFE), Trilladoras (
Bogotá, Santa Elena, Los Andes), Trilladoras de Maíz, Hotel AMERICA, Hotel
ONDAMA en el centro de la ciudad, Ensambladora de carros Ford, Botica Cerón
(Preparación de Remedios para uso local y de exportación) , dos grandes muelles
para vapores ubicados en los sectores de
Arrancaplumas y Caracolí, Flota de Vapores, Casa Inglesa para la venta de maquinaria pesada para la agricultura y la
industria, estación ferroviaria acompañada de uno de los puentes más hermosos y funcionales de esta categoría sobre el río
Gualí, el primer puente peatonal construido sobre el río grande de la Magdalena,
del país y Suramérica, primer sede del
Banco de la República, Banco Francés, Banco Alemán, Banco Americano, primer
Sede Notarial Regional, primer Hospital ubicado en la región Norte del Tolima y
parte de Caldas.
Es lamentable que sea en otros países, municipio y gentes foráneas
quienes expresen su mayor preocupación por la pérdida de nuestra riqueza
cultural, comercial, implicando la desaparición arquitectónica de la
ciudad. Es urgente que la clase política
y dirigentes de nuestra ciudad, del
departamento y el país, que posean la
autoridad, valoren el impacto y desarrollo futurista de nuestro
patrimonio; nuestra creciente población
necesitará cada vez más de su herencia cultural, económica y sus recursos
turísticos coloniales y así establecer estrategias nacionales, regionales y municipales de buen uso y
conservación de nuestra riqueza e imagen de la ciudad; invadida hoy por
escombros que impiden la movilidad de propios y extraños, para que su
utilización no sea sinónimo de aglutinamiento irreversible de una ciudad
turística y colonial propia de los Hondanos y Colombianos en general.
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