jueves, 13 de diciembre de 2012

Cuando éramos ricos por Jesús Antonio Vásquez Chavarro


Honda, ciudad privilegiada por quienes nos antecedieron, clase comerciante y una sociedad abastecida por su vía acuática, Río grande de la Magdalena, a través de los vapores que llegaban del interior y del exterior del país como Cuba, Jamaica países hermanos de fronteras, movidos por la noticia de la existencia de una ciudad alegre, comerciante y hospitalaria, ubicada geográficamente en el epicentro de nuestro país como poseedora de innumerables riquezas de recursos  que debieron ser el desarrollo socioeconómico  del  municipio, sin haber sido apreciado en lo que vale y lo han ido destruyendo paulatinamente:  Cuando éramos ricos teníamos en Honda Fábricas de Jabones (Jabonerías Unidas), Aguardiente,  Cervecería  (Bavaria), Fábrica de Gaseosas Suramericana,  Fábrica de Camisas Codema, Fábrica de Café La Cubana, Federación de Cafeteros (ALMACAFE), Trilladoras ( Bogotá, Santa Elena, Los Andes), Trilladoras de Maíz, Hotel AMERICA, Hotel ONDAMA en el centro de la ciudad, Ensambladora de carros Ford, Botica Cerón (Preparación de Remedios para uso local y de exportación) , dos grandes muelles para vapores  ubicados en los sectores de Arrancaplumas y Caracolí, Flota de Vapores, Casa  Inglesa para la venta de  maquinaria pesada para la agricultura y la industria, estación ferroviaria acompañada de uno de los puentes más hermosos  y funcionales de esta categoría sobre el río Gualí, el primer puente peatonal construido sobre el río grande de la Magdalena, del país y Suramérica, primer  sede del Banco de la República, Banco Francés, Banco Alemán, Banco Americano, primer Sede Notarial Regional, primer Hospital ubicado en la región Norte del Tolima y parte de Caldas.

Es lamentable que sea en otros países, municipio y gentes foráneas quienes expresen su mayor preocupación por la pérdida de nuestra riqueza cultural, comercial, implicando la desaparición arquitectónica de la ciudad.  Es urgente que la clase política y dirigentes de nuestra ciudad,  del departamento y el  país, que posean la autoridad, valoren el impacto y desarrollo futurista de nuestro patrimonio;  nuestra creciente población necesitará cada vez más de su herencia cultural, económica y sus recursos turísticos coloniales y así establecer estrategias nacionales,  regionales y municipales de buen uso y conservación de nuestra riqueza e imagen de la ciudad; invadida hoy por escombros que impiden la movilidad de propios y extraños, para que su utilización no sea sinónimo de aglutinamiento irreversible de una ciudad turística y colonial propia de los Hondanos y Colombianos en general.

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