Honda, junio 5 de 2011
Homenaje a Flor María Laverde Polanco
Tengo rabia
Solo el recorrido por los árboles de nuestra casa en La Calera ha logrado calmar un poco mi tristeza. En ese naciente bosque, Flor María nos acompaño hace 3 años a iniciar la siembra con un árbol que se llamaba coincidencialmente florybundia. El árbol ha crecido de manera vigorosa y lleno de vida, asunto que le hice saber varias veces a Flor, era su árbol!
Tengo rabia,
Porque a Flor le faltaron varios años para seguir regando su generosidad
Para cumplir con sus sueños que también fueron los de su madre
Porque le faltaron años para que la quisiéramos más.
Honda ha quedado, en cierta forma, huérfana:
Huérfana de su espíritu generoso
De su compromiso con los pescadores, el museo y el río, que hoy tanto la necesitaba.
Quiero decirles a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, a sus familiares, a sus grandes amigos y amigas y a la comunidad de Honda, que nosotros Margarita y nuestro hijo Juan, conocimos a Flor María Laverdey damos testimonio de una mujer: toda generosidad, todo compromiso, toda honestidad y hemos quedado con un gran vacío.Sentimos y les recuerdo a todos, que sus sueños y compromisos con Honda, con el museo, con la gente y con el río, en el que ella tantas veces nos sirvió de anfitriona y lucho con alegría y sin cansancio, son nuestra herencia y nuestra deuda con ella.
En estos últimos días le fuimos visitar llevándole unas semillas de roble, y eso era ella: Flor que era semilla… y fortaleza en la eterna renovación de la vida y de los sueños.
Nosotros aprendimos de su entereza y transformación espiritual, en un cuerpo cada vez más débil…qué paradoja y qué enseñanza!
He dicho que tengo rabia, pero también estoy feliz de ser parte de esta comunidad de deudos. De acompañar a Flor María, en este, su último viaje por el río de Colombia, y como ella muy bien lo sabía, por el río amigo, por el río del Bocachico, por el río de las tumbas, por el río de la vida, por el río Grande de la Magdalena.
Nuestro hijo hace poco nos dio a conocer un cantico u oración celta que hoy encontramos apropiado leer, con unas pequeñas adaptaciones, en homenaje, en honor a una mujer que sembró semillas con sus sueños y hoy de acuerdo con su solicitud la devolvemos al río que amó.
“No te detengas y llores sobre mi tumba
No estoy allíno estoy dormida
Yo soy todos los vientos que soplan
Y un río que copia paisaje
Siempre fui río que da de beber y pescar
Soy la luz del sol sobre un grano maduro
Soy la lluvia en otoño
Y la tenue estrella que titila en la noche
No te detengas y llores sobre mi tumba
No estoy allí, jamás he muerto.
German Ferro Medina
Margarita Reyes Suarez
Juan Ferro Reyes
Homenaje a Flor María Laverde Polanco
Tengo rabia
Solo el recorrido por los árboles de nuestra casa en La Calera ha logrado calmar un poco mi tristeza. En ese naciente bosque, Flor María nos acompaño hace 3 años a iniciar la siembra con un árbol que se llamaba coincidencialmente florybundia. El árbol ha crecido de manera vigorosa y lleno de vida, asunto que le hice saber varias veces a Flor, era su árbol!
Tengo rabia,
Porque a Flor le faltaron varios años para seguir regando su generosidad
Para cumplir con sus sueños que también fueron los de su madre
Porque le faltaron años para que la quisiéramos más.
Honda ha quedado, en cierta forma, huérfana:
Huérfana de su espíritu generoso
De su compromiso con los pescadores, el museo y el río, que hoy tanto la necesitaba.
Quiero decirles a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, a sus familiares, a sus grandes amigos y amigas y a la comunidad de Honda, que nosotros Margarita y nuestro hijo Juan, conocimos a Flor María Laverdey damos testimonio de una mujer: toda generosidad, todo compromiso, toda honestidad y hemos quedado con un gran vacío.Sentimos y les recuerdo a todos, que sus sueños y compromisos con Honda, con el museo, con la gente y con el río, en el que ella tantas veces nos sirvió de anfitriona y lucho con alegría y sin cansancio, son nuestra herencia y nuestra deuda con ella.
En estos últimos días le fuimos visitar llevándole unas semillas de roble, y eso era ella: Flor que era semilla… y fortaleza en la eterna renovación de la vida y de los sueños.
Nosotros aprendimos de su entereza y transformación espiritual, en un cuerpo cada vez más débil…qué paradoja y qué enseñanza!
He dicho que tengo rabia, pero también estoy feliz de ser parte de esta comunidad de deudos. De acompañar a Flor María, en este, su último viaje por el río de Colombia, y como ella muy bien lo sabía, por el río amigo, por el río del Bocachico, por el río de las tumbas, por el río de la vida, por el río Grande de la Magdalena.
Nuestro hijo hace poco nos dio a conocer un cantico u oración celta que hoy encontramos apropiado leer, con unas pequeñas adaptaciones, en homenaje, en honor a una mujer que sembró semillas con sus sueños y hoy de acuerdo con su solicitud la devolvemos al río que amó.
“No te detengas y llores sobre mi tumba
No estoy allíno estoy dormida
Yo soy todos los vientos que soplan
Y un río que copia paisaje
Siempre fui río que da de beber y pescar
Soy la luz del sol sobre un grano maduro
Soy la lluvia en otoño
Y la tenue estrella que titila en la noche
No te detengas y llores sobre mi tumba
No estoy allí, jamás he muerto.
German Ferro Medina
Margarita Reyes Suarez
Juan Ferro Reyes
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