Marzo 20, 2012 - 00:00
A través de un comunicado, la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres –Ungrd- presentó un panorama general del cráter, que actualmente y desde octubre de 2010 está en nivel amarillo.
Mapa de amenaza volcánica potencial del Nevado del Ruiz
Atendiendo los ejes de acción que tiene la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres tales como: conocimiento del riesgo, reducción del riesgo y manejo de desastres, con el fin de fortalecer el conocimiento sobre el tema, la entidad explicó el panorama con respecto a la actividad, características y escenarios del Volcán Nevado del Ruiz.
De acuerdo con la información suministrada por el Servicio Geológico Minero – Ingeominas-, durante la última semana, el cráter ha registrado incremento de actividad sísmica y geoquímica, por lo que se ratifica el nivel amarillo de actividad -diferente a alerta amarilla- caracterizado por la ocurrencia de sismos asociados a la dinámica interior de flujos, salida de gases y pequeñas emisiones de cenizas en la zona de cráter activo.
Hasta el momento, el nivel energético de la actividad sísmica es menor que los incrementos ocurridos en 1985 1989, 2002 y 2010.
Las acciones
Según indicó la entidad, “desde el Servicio Geológico Colombiano se realiza monitoreo permanente de la actividad volcánica. Las organizaciones técnicas y operativas de Sistema Nacional para la Prevención y Atención de Desastres –Snpad-, coordinadas por el Crepad Caldas y Clopad Manizales, están en alistamiento preventivo”.
Así mismo, se han hecho algunas recomendaciones a las poblaciones ubicadas en la zona de influencia del Volcán para implementar planes de contingencia.
Por su parte, Ingeominas tiene planteada la realización de actividades de sensibilización a las autoridades municipales de la zona de influencia, iniciando por el municipio de Villamaría, Caldas, aprovechando la coyuntura del cambio de Gobiernos.
El volcán
El cráter volcánico está ubicado en los límites de los departamentos Caldas (Villamaría) y Tolima (Murillo).
Ingeominas definió un mapa de amenaza, en el que se relaciona la probabilidad de los siguientes eventos:
Flujos de lava: Los flujos no recorrerían mucha distancia a partir del cráter; podrían recorrer unos nueve kilómetros a partir del centro de erupción y rellenarían las cabeceras de los ríos Azufrado, Lagunilla, Gualí, Molinos, Claro y la Quebrada Alfombrales. Se estima que los flujos de lava no sobrepasarían los 90 kilómetros cuadrados.
Cabe resaltar que los flujos de lava pueden generar descongelamiento lo que podría traer como consecuencia flujos de lodo.
Flujos de piroclastos: son masa seca y caliente que es arrojada del cráter a gran velocidad (100 a 300 kilómetros por hora), que implican enterramiento, incineración y daño por impacto, lo que constituye al flujo de piroclastos como el más severo de los fenómenos volcánicos.
El área de influencia del material piroclástico comprende un área de 10 kilómetros alrededor del cráter, donde están los ríos Azufrado, Lagunillas, Recio, Gualí, Claro y Molinos.
Explosión lateral dirigida de angulo bajo: forma especial de flujo piroclástico que sugiere una destrucción parcial del cráter. Puede alcanzar velocidades de hasta 500 kilómetros por hora y temperaturas de hasta mil grados centígrados.
Caída de piroclastos: son partículas fragmentadas, asociadas a pequeños flujos piroclásticos, que son llevados por los vientos y depositados por efecto de la gravedad. Los efectos de este evento son reducción de la visibilidad, colapso de techos por sobrecargas de materiales, interferencia en las ondas de radio, recubrimiento y daños en la vegetación y cosechas, daños de instalaciones eléctricas, problemas respiratorios por cenizas y contaminación de fuentes de agua.
Flujos de lodo: también se le llama lahar y consiste en una masa de fragmentos de roca, hielo, árboles, agua, lodo y otros materiales que se van incorporando a lo largo del recorrido, recubrimiento y daños en la vegetación y cosechas, daños de instalaciones eléctricas, problemas respiratorios de cenizas y contaminación de fuentes de agua.
La magnitud de esta clase de evento volcánico depende principalmente del tamaño y tipo de erupción, de la disponibilidad de agua y de material no consolidado en la parte alta del volcán que repentinamente pueda desprenderse, así como de material suceptible de ser incorporado en el camino de lahar. También son factores importantes, la pendiente y sinuosidad del cauce de los ríos por donde se desplace el material. La presencia de depositos de flujos de lodo antiguos en los valles de algunos ríos comprendidos en el área indica que la posibilidad de ocurrencia de este tipo de evento a lo largo de los ríos, durante fases eruptivas es muy alta.
Inundaciones
Los depósitos asociados a grandes inundaciones derivadas de actividad volcánica en los ríos Cauca y Magdalena no son frecuentes dentro de la secuencia encontrada en las desembocaduras de los ríos Chinchina, Gualí, Lagunilla y Recio.
Las comunidades ribereñas localizadas aguas abajo de la desembocadura de los ríos que nacen en el Nevado, se deben preparar como medida preventiva para inundaciones en horas posteriores a una erupción que produzca avalanchas.
Es probable que minutos después de producirse erupción se puede saber la magnitud de las avalanchas desatadas por su paso en las ciudades de Chinchiná, Mariquita y Honda, las cuales deben ser la clave de la información sobre el nivel de alerta en un momento dado.
De acuerdo con la información suministrada por el Servicio Geológico Minero – Ingeominas-, durante la última semana, el cráter ha registrado incremento de actividad sísmica y geoquímica, por lo que se ratifica el nivel amarillo de actividad -diferente a alerta amarilla- caracterizado por la ocurrencia de sismos asociados a la dinámica interior de flujos, salida de gases y pequeñas emisiones de cenizas en la zona de cráter activo.
Hasta el momento, el nivel energético de la actividad sísmica es menor que los incrementos ocurridos en 1985 1989, 2002 y 2010.
Las acciones
Según indicó la entidad, “desde el Servicio Geológico Colombiano se realiza monitoreo permanente de la actividad volcánica. Las organizaciones técnicas y operativas de Sistema Nacional para la Prevención y Atención de Desastres –Snpad-, coordinadas por el Crepad Caldas y Clopad Manizales, están en alistamiento preventivo”.
Así mismo, se han hecho algunas recomendaciones a las poblaciones ubicadas en la zona de influencia del Volcán para implementar planes de contingencia.
Por su parte, Ingeominas tiene planteada la realización de actividades de sensibilización a las autoridades municipales de la zona de influencia, iniciando por el municipio de Villamaría, Caldas, aprovechando la coyuntura del cambio de Gobiernos.
El volcán
El cráter volcánico está ubicado en los límites de los departamentos Caldas (Villamaría) y Tolima (Murillo).
Ingeominas definió un mapa de amenaza, en el que se relaciona la probabilidad de los siguientes eventos:
Flujos de lava: Los flujos no recorrerían mucha distancia a partir del cráter; podrían recorrer unos nueve kilómetros a partir del centro de erupción y rellenarían las cabeceras de los ríos Azufrado, Lagunilla, Gualí, Molinos, Claro y la Quebrada Alfombrales. Se estima que los flujos de lava no sobrepasarían los 90 kilómetros cuadrados.
Cabe resaltar que los flujos de lava pueden generar descongelamiento lo que podría traer como consecuencia flujos de lodo.
Flujos de piroclastos: son masa seca y caliente que es arrojada del cráter a gran velocidad (100 a 300 kilómetros por hora), que implican enterramiento, incineración y daño por impacto, lo que constituye al flujo de piroclastos como el más severo de los fenómenos volcánicos.
El área de influencia del material piroclástico comprende un área de 10 kilómetros alrededor del cráter, donde están los ríos Azufrado, Lagunillas, Recio, Gualí, Claro y Molinos.
Explosión lateral dirigida de angulo bajo: forma especial de flujo piroclástico que sugiere una destrucción parcial del cráter. Puede alcanzar velocidades de hasta 500 kilómetros por hora y temperaturas de hasta mil grados centígrados.
Caída de piroclastos: son partículas fragmentadas, asociadas a pequeños flujos piroclásticos, que son llevados por los vientos y depositados por efecto de la gravedad. Los efectos de este evento son reducción de la visibilidad, colapso de techos por sobrecargas de materiales, interferencia en las ondas de radio, recubrimiento y daños en la vegetación y cosechas, daños de instalaciones eléctricas, problemas respiratorios por cenizas y contaminación de fuentes de agua.
Flujos de lodo: también se le llama lahar y consiste en una masa de fragmentos de roca, hielo, árboles, agua, lodo y otros materiales que se van incorporando a lo largo del recorrido, recubrimiento y daños en la vegetación y cosechas, daños de instalaciones eléctricas, problemas respiratorios de cenizas y contaminación de fuentes de agua.
La magnitud de esta clase de evento volcánico depende principalmente del tamaño y tipo de erupción, de la disponibilidad de agua y de material no consolidado en la parte alta del volcán que repentinamente pueda desprenderse, así como de material suceptible de ser incorporado en el camino de lahar. También son factores importantes, la pendiente y sinuosidad del cauce de los ríos por donde se desplace el material. La presencia de depositos de flujos de lodo antiguos en los valles de algunos ríos comprendidos en el área indica que la posibilidad de ocurrencia de este tipo de evento a lo largo de los ríos, durante fases eruptivas es muy alta.
Inundaciones
Los depósitos asociados a grandes inundaciones derivadas de actividad volcánica en los ríos Cauca y Magdalena no son frecuentes dentro de la secuencia encontrada en las desembocaduras de los ríos Chinchina, Gualí, Lagunilla y Recio.
Las comunidades ribereñas localizadas aguas abajo de la desembocadura de los ríos que nacen en el Nevado, se deben preparar como medida preventiva para inundaciones en horas posteriores a una erupción que produzca avalanchas.
Es probable que minutos después de producirse erupción se puede saber la magnitud de las avalanchas desatadas por su paso en las ciudades de Chinchiná, Mariquita y Honda, las cuales deben ser la clave de la información sobre el nivel de alerta en un momento dado.
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