Cartagena, 28 jun (SIG). “Una de las más nobles tareas de la democracia es la de tratar de corregir las desigualdades humanas que nunca podrán suprimirse pero que pueden atenuarse para buscar situaciones de creciente justicia”. “Comienzo con estas palabras del Presidente Eduardo Santos, porque eso es justamente lo que celebramos hoy: La sanción de una ley obtenida dentro de la democracia para tratar de corregir; o al menos atenuar, las desigualdades en nuestro país. ¡No puede ser que en Colombia el progreso se siga concentrando en algunos departamentos, y llegue con tardanza y con menos empuje a las zonas de la periferia! ¡No puede ser –como ha dicho Adolfo Meisel– que la Costa Caribe haya perdido el siglo XX, y que esté en riesgo de repetir la misma historia con el siglo XXI! ¡Eso no lo vamos a permitir! Por eso estamos hoy aquí, para decirle al Caribe, al Pacífico, a la Amazonia, a la Orinoquia y a la región del nor-oriente, que Colombia es una sola –¡una sola!– y que vamos a crecer con equidad: ¡con las regiones y desde las regiones! Por eso he querido sancionar esta ley en esta hermosa Ciudad Heroica, así como presenté la iniciativa –dos semanas después de mi posesión– en Barranquilla. Ese 20 de agosto anuncié que les había llegado la hora a las regiones, y hoy vengo a refrendarlo, ante ustedes, ¡con la ley en la mano! ¡Qué bueno poder decir hoy, en Cartagena, 10 meses después, que estamos haciendo realidad –al fin– un mandato que nos encomendó la Constitución hace 20 años! Porque la hora de las regiones empieza oficialmente en este momento, ¡empieza ahora!, con la sanción de la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial. Una promesa cumplida Parecía imposible. Fueron al menos 19 intentos fracasados para sacar esta ley en el Congreso, y hoy tenemos motivos para celebrar que la Unidad Nacional la haya sacado adelante, como ha sacado tantas otras leyes históricas para el país. En campaña prometimos hacer de esta ley una herramienta que realmente promoviera el desarrollo regional, sin que eso significara más burocracia y costos para los colombianos. ¡Y estamos cumpliendo! Lo que entregamos hoy es una enorme oportunidad para que los mandatarios regionales les den desarrollo y prosperidad a sus comunidades. Esta ley es un instrumento ideal para que los gobernadores y alcaldes, y sus equipos de gobierno, aporten sustancialmente a los tres pilares de la Prosperidad Democrática que hemos definido en el Plan Nacional de Desarrollo: más empleo, menos pobreza y más seguridad. Y que quede muy claro que esta ley no es un listado más de buenos propósitos y palabras bonitas. Esta ley tiene instrumentos –de verdad, verdad– para que departamentos y municipios conformen regiones y provincias administrativas que trabajen unidas para su progreso. Además –y esto es muy importante– esta ley dispone claramente de dónde saldrán los recursos para que las regiones ejecuten sus proyectos. Porque las cosas no se hacen sólo con buena voluntad, sino también con recursos –contantes y sonantes–. Regiones Administrativas Una primera herramienta de esta Ley es la definición del marco legal para desarrollar, al menos en primera instancia, las llamadas ‘Regiones Administrativas y de Planificación’. Estas regiones serán verdaderas empresas, con el debido reconocimiento legal, que velarán por los intereses de los departamentos que las integran. Serán empresas por el desarrollo regional que podrán designar supergerentes regionales que articulen los esfuerzos de sus miembros. Ahora que estamos en la Copa América –y pensando ya en el Mundial Sub-20 que inauguraremos en un mes–, es bueno recordar que, si bien son los individuos los que marcan goles, ¡son los equipos los que ganan los partidos! En ese sentido es mucho lo que podemos lograr si trabajamos en equipo. Y de eso se trata esta herramienta de las ‘Regiones Administrativas’: de un mecanismo que les permitirá hacer planes de desarrollo conjuntos. Ahora podrán sentarse a concertar las capacidades de cada departamento y decidir cómo pueden ser más competitivos dividiendo funciones. Pueden coordinar –por ejemplo– cuál tiene mejores condiciones para un gran aeropuerto, cuál otro es más apto para apostarle de lleno a la industria portuaria y cuál debería enfocarse en el impulso de un gran ferrocarril. Lo mismo podrán hacer los municipios, porque la ley así lo establece, a través de las ‘Provincias Administrativas y de Planificación’. Las provincias articularán la gestión de los municipios, armonizando el disperso desarrollo local. Ésta es una oportunidad para planear –en equipo–, teniendo en cuenta los intereses comunes de poblaciones vecinas o de las que hacen parte de una misma cadena productiva. Y lo mejor –como lo dijimos desde un comienzo– es que todo esto será posible con CERO BUROCRACIA, sin necesidad de nuevo poderes políticos o estructuras intermedias que impliquen más costos para los colombianos. Yo sé que algunos hubieran preferido que diéramos el paso de una vez a la creación de regiones como entidades territoriales, pero deben comprender que –en éste, como en muchos casos– ‘lo ideal es enemigo de lo bueno’. ¡No queríamos redondear en 20 el número de fracasos en el trámite de esta ley! Tenemos que entender que, antes de llegar a ese momento –si es que se considera adecuado–, debemos transitar primero por una etapa de maduración. Las regiones y provincias administrativas y de planificación son un primer buen paso –¡un gran paso!– en esa dirección, y como tal debemos celebrarlo. Éste es apenas el inicio del ordenamiento territorial, y así es de claro para nosotros. Es un punto de partida y NO un punto de llegada. Un punto de partida que no habíamos logrado definir en casi dos décadas de empeños y que ahora –por fin– se convierte en realidad. Contratos Plan Una segunda herramienta de esta ley –muy novedosa– son los llamados ‘Contratos Plan’. Básicamente, estos contratos son una especie de ‘licencia’ para que las regiones –unidas por departamentos, o por municipios– tengan competencias que hoy sólo se le permiten a la Nación. Por ejemplo, si dos o más departamentos –o incluso, municipios– presentan un megaproyecto vial, serio y realista, la Nación podría hacer con ellos un ‘Contrato Plan’ y cederles la competencia sobre el recaudo y los impuestos –durante un tiempo determinado–. O también podrían emitir títulos o comprar acciones de manera conjunta –Nación y regiones– con el propósito de financiar algún proyecto bien justificado. Mejor dicho, las posibilidades son tan ilimitadas como su ingenio y visión. Recuerden que Einstein decía que ‘sólo la imaginación es más importante que el conocimiento’. Aquí se trata, como lo he dicho tantas veces, de pensar lo impensable. Y todas las propuestas serán bienvenidas, siempre y cuando –por supuesto– sean sostenibles fiscalmente, además de contar con una probada viabilidad técnica y financiera. En ese sentido, celebro que desde ya la región Pacífica le haya madrugado a esta Ley y se hayan ‘puesto rodachines’, como dicen en Cali. Los gobernadores de Cauca, Valle, Nariño y Chocó nos manifestaron oficialmente su interés de desarrollar un ambicioso programa de ‘Contratos Plan’ con la Nación. Según nos han contado, son inversiones que le apuestan a la generación de ingresos y empleo para las comunidades afro. Estamos muy emocionados de sentarnos a discutir el tema lo más pronto posible. También estamos a la expectativa de todo lo que quiera poner sobre la mesa la ‘Región Administrativa y de Planificación de Bogotá y Cundinamarca’, que ya está creada por mandato expreso de la Constitución. Sabemos que ahí hay mucho potencial, no sólo en cuanto a macroproyectos viales como el Tren de Cercanías, sino también en cuanto a preocupaciones conjuntas como la reducción de riesgos ambientales. Y ojalá tengamos pronto propuestas de esta región Caribe y de todos los rincones de nuestra geografía. Zonas de Inversión Una tercera herramienta que quiero resaltar de esta ley es la figura de las Zonas de Inversión. ¿A qué llamamos zonas de inversión? Se trata de las áreas del país en las que centraremos especial atención y recursos, ya sea por sus desventajas competitivas o condiciones especiales de vulnerabilidad. Esta herramienta es vital porque nos permitirá superar los desequilibrios regionales, dándoles prioridad a las zonas pobres del país. A menudo cito al Presidente Kennedy cuando decía que ‘nadie puede ser verdaderamente rico si sus vecinos son pobres’. Aquí pasa lo mismo: un departamento no puede sentir que es próspero si su vecino pasa hambre. Ningún municipio debería estar tranquilo si sus compatriotas –al otro lado del río– pasan por necesidades. Y todo esto, como les dije, no son sólo buenas intenciones, sino que hay recursos asegurados –contantes y sonantes– para el desarrollo de la ley. Para eso se crearon –en la Reforma a las Regalías– los Fondos de Compensación y de Desarrollo Regional. Muchos más recursos Porque –si la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial abre el camino para las regiones, los contratos plan y las zonas de inversión– la Reforma a las Regalías es su mejor complemento, porque asegura recursos para este desarrollo. Miremos el caso de la región Caribe, cuyas proyecciones de inversión son más que elocuentes. En la última década, los recursos totales de regalías que recibieron los departamentos del Caribe fueron de 9 billones de pesos. Pues bien, ahora, con el buen momento de los hidrocarburos y con la Reforma a las Regalías, se espera que el Caribe reciba en esta década ¡27 billones de pesos! ¡TRES VECES MÁS! Y esa plata –insisto– no se va a usar para pagar nóminas de supergobernadores o superasambleas regionales, que ahora no son necesarias. Esa plata irá directamente a la inversión, a la competitividad, a generar empleo y a reducir la pobreza. Queridos compatriotas: Como ven, hemos elaborado una estrategia integral que hoy se materializa y tiene como objetivo promover el desarrollo y crecimiento económico de todos; eso que Eduardo Santos definía como ‘la corrección de las desigualdades humanas’. Fruto de la Unidad Nacional La unidad regional tiene todas las ventajas del trabajo en equipo: se dividen las funciones y se multiplican los resultados. Y el mejor ejemplo de lo que estoy diciendo es el trabajo mancomunado que hicimos para llegar a la sanción de esta ley el día de hoy. Por eso quiero darle especiales agradecimientos a la Representante del Atlántico Victoria Eugenia Vargas, quien fue coordinadora de ponentes del proyecto en la Cámara. Ella está fuera del país pero envió a su señor padre, el ex senador Jaime Vargas, además de una nutrida delegación. Gracias también al senador Juan Manuel Corzo, de Norte de Santander, coordinador de ponentes del proyecto en Senado. Nuestra gratitud muy especial al senador Aurelio Iragorri Hormaza, presidente de la Comisión de Ordenamiento Territorial en el Senado, quien lideró por 20 años este tema. Él ahora tiene el orgullo de decir que su hijo –Aurelio Iragorri Valencia, nuestro Viceministro del Interior– aportó de manera decidida a la realización de esta ley. Gracias también a los representantes Carlos Hernández Mogollón, Adolfo León Rengifo, Didier Burgos, Juan Valdés, y a los senadores Luis Fernando Velasco, Carlos Enrique Soto y Jorge Eduardo Londoño, por su especial aporte. ¡Gracias a toda la bancada parlamentaria del Caribe y del Pacífico por ese debate responsable y serio! ¡Y gracias a todos los congresistas que, con su voto a favor, hicieron posible que pagáramos esta deuda histórica con las regiones! Quiero hacer también un reconocimiento muy especial a la Alcaldesa de Cartagena, Judith Pinedo, quien ha acompañado con entusiasmo la sanción de esta ley y ha logrado una masiva y representativa convocatoria de la región Caribe, permitiéndonos la asistencia hoy de alcaldes de Bolívar, Atlántico, Sucre y Magdalena. Por supuesto, gracias al Ministro del Interior y de Justicia, Germán Vargas Lleras, quien se empecinó en esta idea y lideró en el Congreso este trabajo, inclusive desde sus épocas de senador. Aquí está el claro ejemplo de para qué sirve la Unidad Nacional. ¡Aquí está el espíritu del trabajo en equipo, del amor por Colombia y de nuestro interés para darles una mejor vida a los más desfavorecidos! ¡Aquí está demostrado que les llegó la hora a las regiones y que el cronómetro comenzó a andar! Si bien aquí hay líderes que saben meter goles de manera individual, no cabe duda de que el partido lo jugamos mejor –¡y lo podemos ganar!– si trabajamos en equipo. ¡Y ahora comencemos! Que se formen –para el bien de los colombianos– las regiones y provincias administrativas y de planificación. Que se suscriban provechosos Contratos Plan entre la Nación y los grupos de departamentos o municipios. Y que se impulse –a través de las Zonas de Inversión– el desarrollo de las regiones más rezagadas y más vulnerables. Porque le llegó la hora a Colombia. ¡LES LLEGÓ LA HORA –POR FIN– A LAS REGIONES DE COLOMBIA! Muchas gracias”. | ||
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miércoles, 29 de junio de 2011
Palabras del Presidente Juan Manuel Santos en la sanción de la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial
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